La quinta entrega del Mitsubishi L200 gana en refinamiento, eficiencia y confort de marcha. Está disponible en nuestro mercado, tanto con la práctica versión de cabina doble (desde 24.900 euros) como la de cabina sencilla ´Club Cab´ (desde 22.895 euros). El espacio de carga en el primero de ellos presenta una longitud de 1,52 metros y alrededor de 1,47 metros de ancho. La Club Cab está orientada a un uso más industrial, y aumenta el largo del vano de carga hasta los 1,85 metros, manteniendo la anchura. También la marca pone a disposición de los clientes una cubierta de material plástico para tapar lo transportado.

El L200 monta dos avanzados motores diésel de cuatro cilindros, que cubican 2,4 litros, en rangos de 154 y 181 CV (250 DI-D y 300 DI-D, respectivamente). Elaborados con bloques de aluminio, tienen un sistema de admisión muy ajustado para mejorar la eficiencia y las prestaciones. También las emisiones se han controlado al proyectar su funcionamiento con una compresión no muy alta, así no hacen falta piezas muy pesadas y se aligera el motor. El menos potente va asociado a un cambio manual de seis relaciones (también de nuevo cuño) y tiene un consumo medio homologado de 6,4 litros. El más poderoso se acopla a una caja automática de cinco velocidades que se puede manejar desde el volante e incluso dispone de un programa deportivo. Homologa una media de 7,2 litros de diésel. Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar una unidad 250 DI-D de doble cabina gracias a Nauti-Car, concesionario oficial de la marca (Carretera de Alicante, 56).

Con unas posibilidades por campo por encima de la media de su categoría, el Mitsubishi L200 250 DI-D hace valer su altura libre al suelo de 205 mm, que se suma al sistema de tracción total con reductora ´Super Select 4WD II´. Con este dispositivo podemos circular bien con propulsión trasera, o bien con tracción total mediante un accesible mando giratorio. Si las cosas se complican podemos bloquear el diferencial central para enviar el mismo par a cada uno de los ejes y además también meter la reductora. Así, el L200 250 DI-D salva sin problemas tramos comprometidos con sus avanzados dispositivos de tracción integral que vienen heredados del estupendo y capaz Montero. Para los más aventureros se ofrece como opción un diferencial trasero bloqueable. En carretera se comporta como un buen todoterreno, muy cómodo y rutero. Guarda cierta dinámica gracias a que la carrocería no balancea en exceso por su sistema de suspensiones que incluye un eje rígido reforzado con ballestas en el eje trasero, que da un buen compromiso entre la efectividad para la carga y el confort de marcha. El motor de 154 CV es suficiente y sus vibraciones y ruido llegan filtrados a un habitáculo que, por cierto, es muy espacioso para cinco en esta configuración de doble cabina.

Existen tres líneas para el nuevo Mitsubishi L200 250 DI-D, M-PRO, Motion y Kaiteki. De serie y desde el primer nivel (desde 24.900 euros) incorpora programador de velocidad con limitador, estribos laterales, elevalunas eléctricos a las cuatro ventanillas, cierre centralizado, anclajes ISO-FIX en las plazas traseras y equipo de sonido con entrada auxiliar y USB, entre otros. El siguiente escalón Motion (desde 30.395 euros) añade llantas de 17 pulgadas, detalles cromados en la carrocería y en el interior, aviso de abandono de carril, cristales traseros tintados, climatizador automático, sistema de audio con pantalla táctil de 6,1 pulgadas, cámara de visión trasera y manos libres y sensores de lluvia y luces. Por último, el nivel Kaiteki (desde 36.395 euros) representa el tope de gama y monta elementos pocas veces vistos en este segmento, como los faros bixenón con luces de día con Led, la tapicería de cuero, el climatizador doble, el acceso y arranque sin llave, la caja de cambios automática de cinco relaciones con levas en el volante o las regulaciones eléctricas del asiento del conductor.