A principios de año, la marca bávara renovaba uno de sus modelos más vistosos. El Serie 4 nació para ser la versión coupé del afamado Serie 3, y poco a poco se ha ido completando con dos siluetas más para formar una gama tan atractiva que nos lo pone muy difícil a la hora de elegir uno para nuestro garaje. Si los Coupé y Cabrio tienen un planteamiento más deportivo el primero y lúdico el segundo (aunque éste último es tan dinámico como el primero), el Gran Coupé tiene la practicidad de una berlina de lujo, pero sin renunciar a una imagen muy bella y estilizada. Nosotros hemos contado esta semana con este formato que, con sus cinco puertas (el maletero abre también la luneta, con lo que se facilita la carga de objetos grandes) nos ha encantado por sus posibilidades y la respuesta de su estupendo motor.

Hablando de mecánicas, el Serie 4 Gran Coupé se puede adquirir con tres propulsores de gasolina (420i de 184 CV; 430i de 252 CV y 440i de 326 CV) y cuatro diésel (418d con 150 CV; 420d con 190 CV; 430d con 258 CV y 435d con 313 CV). Los dos menos prestacionales de cada combustible tienen como opción la caja manual de seis relaciones y el resto se asocian a la automática de ocho velocidades. La tracción total xDrive es una posibilidad para los 430i, 440i, 420d y 430d, mientras que para el más potente de gasóleo 435d es de serie. Nosotros nos quedamos con el racional 420d de 190 CV, unido a la estupenda caja automática de ocho relaciones, que siempre nos ha parecido una de las mejores del mercado.

El BMW Serie 4 Gran Coupé tiene una longitud de 4,64 metros, lo que le coloca en la franja central del segmento de berlinas compactas. La diferencia viene en su estilizado diseño, que cae a partir del pilar central hacia la zaga, para crear una imagen de coupé sin mermar demasiado la cota de altura habitable de las plazas traseras. Los 480 litros de capacidad del maletero se pueden ampliar sin problemas hasta los 1.300 litros abatiendo esa fila posterior. Delante, el puesto de conducción es muy similar al del Serie 3, eso significa una postura de manejo ideal (como en todos los vehículos del fabricante)?, una calidad que marca distancia frente a las berlinas generalistas (aunque apenas tiene rivales directos en esa categoría) y el despliegue tecnológico esperado en BMW; valgan como ejemplos el nuevo tablero de instrumentos, que con la actualización puede configurarse con una pantalla a color, la superfície inalámbrica de recarga de móviles o el renovado sistema multimedia que también ha ganado en conectividad y facilidad de uso.

A los mandos, entendemos por qué el ´dos litros´ diésel de BMW es uno de los mejores motores de su rango. Las pequeñas vibraciones en frío se atenúan al conseguir la temperatura de servicio y el 420d rueda con una suavidad propia de sus hermanos mayores, los 430d y 435d que montan el bloque de seis cilindros. La última evolución ha dejado a los modelos acabados en 20d en 190 CV, en lugar de los anteriores 184 CV. Y todo ello sin aumentar el consumo, que es de risa para este tipo de vehículo: 4 litros de media homologados por cada 100 km, que, lógicamente suben un poco más en un uso real. A nosotros no nos ha sobrepasado los seis litros, algo que no está mal para un vehículo de más de 1.600 kg de peso.

La caja de cambios brilla con luz propia y, como suele ser habitual, modifica sus reacciones con los modos de conducción que propone la marca (desde uno más ahorrativo, hasta otro de talante más decidido pasando por uno neutro y más confortable), parámetros que también modifican más dispositivos, como la suspensión activa (si la lleva), la dirección, las ayudas electrónicas o la aceleración del motor.

En materia de apariencia y dotación, el modelo todavía se puede vestir más con los diferentes paquetes (Advantage, Luxury, M Sport...), así como con los elementos avanzados de equipamiento. Las ópticas pueden ser de Led adaptativas; hay varios tipos de llantas para elegir de hasta 19 pulgadas; el programador de velocidad puede detener el vehículo si el de delante lo hace; está disponible la cámara de visión trasera o el cuero en los asientos y un largo etcétera.

El precio de partida con el motor diésel que tratamos se queda en los 43.850 euros con el cambio manual; si lo preferimos (buen criterio) con la caja automática, el precio sube hasta los 46.298 euros. Con la tracción total, el precio arranca en los 46.450 euros (47.143 euros con la caja automática).