La berlina media de Jaguar es una alternativa muy válida para quien desee diferenciarse conduciendo un vehículo de lujo distinto a los todopoderosos modelos alemanes. Con casi cinco metros de longitud, el Jaguar XF destila toda la clase del fabricante, con esa estética tan británica y distinguida, sumando un ramillete mecánico moderno y eficiente que abarca motores diésel de 163, 180, 240 y 300 CV y gasolina de 200, 240, 340 y 380 CV. En todos los casos los cambios son automáticos de ocho marchas, excepto en los dos de gasóleo menos potentes, que pueden elegir entre la caja de cambios manual de seis relaciones y la citada automática. La tracción va al tren trasero, pero se puede configurar a las cuatro ruedas en el diésel intermedio de 180 CV y en los dos de gasolina más potentes. Nosotros hemos contado para esta ocasión con una unidad de gasóleo, con el motor de 180 CV, muy acertado por su buena relación entre prestaciones y gasto, con propulsión trasera y cambio automático. Una combinación atractiva que permite devorar kilómetros consumiendo muy poco y manejarse más cómodamente en atascos en la urbe (todo lo que autorizan sus 4,95 metros de largo), gracias al buen cambio automático.

Estéticamente, el Jaguar XF aprueba con nota las pruebas de ´berlina ejecutiva´. Tiene una imagen clásica con paneles limpios y nervaduras sutiles. Si no nos fijamos mucho, el XF es muy similar al XE, su hermano pequeño, pero en las distancias cortas hace valer su tamaño (le saca casi 30 centímetros), con lo que añade un extra de porte y clase. Este tamaño se traduce en un interior en el que destacan las plazas traseras, más desahogadas que las del XE, al igual que el maletero, grande para su categoría por los 540 litros que ofrece.

Si por estampa y habitáculo compite con los mejores de su clase, en lujo no se queda atrás. Encontramos paños de cuero cosido que cubren las zonas más expuestas del salpicadero, así como otros materiales blandos al tacto en el resto. Los acabados son precisos y el ambiente en general va acorde con el rango del vehículo, con un puesto de conducción muy ´premium´ que tiene todo a la mano. No deja de llamarnos la atención (y eso que ya hemos probado bastantes modelos de Jaguar y Land Rover) en curioso mando giratorio que emerge al arrancar el coche y que sirve para seleccionar las funciones del cambio de marchas automático. Una vez acostumbrados, su accionamiento no supone ningún problema. Siguiendo con las últimas modas, el panel de instrumentos puede estar formado por una pantalla a color de 12,3 pulgadas, cuya información es más personalizable y completa que la de los tableros de los clásicos relojes. También puede contar con los datos reflejados en el parabrisas (se usa la tecnología láser para mejorar la definición de los símbolos).

En marcha, el propulsor de dos litros y 180 CV se escucha muy poco en el interior y tiene una respuesta enérgica sobre todo a partir de medio régimen. Está claro que no da las prestaciones de la siguiente versión de 240 CV pero, aun así, las reacciones son francamente buenas incluso para un conductor que demande agilidad. Esto también es debido al estupendo cambio automático, con levas en el volante, que tiene un modo más deportivo (se pueden variar más parámetros del coche), y al peso contenido del conjunto, puesto que un 75 % de su estructura es de aluminio. Así, nuestro Jaguar XF 2.0 D pesa menos de 1.600 kg, como una berlina de menor tamaño, y ayuda a conseguir un consumo medio más contenido, pues homologa 4,3 l./100 km.

Aplomado y seguro de reacciones, con la suspensión opcional adaptativa se puede primar el confort para un viaje largo o bien endurecer su tarado para afrontar un tramo revirado de montaña con el modo secuencial en marchas cortas. Su excelente motricidad con la propulsión trasera nos deja recomendar la versión de tracción integral para aquellos que circulen habitualmente por zonas con peores condiciones climatológicas y firmes más deslizantes. Una mención merecen los distintos modos de conducción que, como ya hemos adelantado antes, modifican varios parámetros del coche (cambio, respuesta al acelerador, ayudas electrónicas, asistencia de la dirección o dureza de suspensiones).

El Jaguar XF se vende con cinco niveles de equipamiento: Pure, Prestige, R-Sport, Portfolio y S. De serie y desde el acabado de base monta elementos como la alerta por salida de carril, programador de velocidad, manos libres Bluetooth, llantas de 17 pulgadas, sistema multimedia InControl con pantalla táctil de 8 pulgadas, climatizador doble, asistente al arranque en pendientes o arranque sin llave, entre muchos otros.

El precio de partida del Jaguar XF con el motor diésel de 180 CV y cambio manual es de 44.460 euros. Si lo preferimos con el deseable cambio automático de ocho relaciones, el precio de partida sube a los 47.060 euros, y si optamos por la tracción integral AWD (implica caja automática), el precio parte desde los 51.560 euros.