Más grande y con más posibilidades. Con esta carta de presentación llega la nueva entrega del monovolumen de Peugeot, que crece 11 centímetros respecto al modelo que descataloga (hasta un total de 4,67 metros de largo) y que ofrece hasta siete plazas en su interior. Por cierto que esta es una de sus principales bazas, su practicidad, porque la segunda fila consiste en tres asientos independientes, modulables ampliamente, y la tercera bancada es opcional y se saca del vehículo si no se le va a dar uso. De esta forma, el hueco de carga que queda es enorme, con 780 litros hasta la cortinilla que lo cubre.

Estará en los escaparates de la firma en un par de meses con precios que aún no han trascendido. Lo que sí sabemos es que cuenta con dos motores de gasolina, de 130 y 165 CV y cuatro diésel con 100, 120, 150 y 180 CV. Hay cajas de cambios manuales y automáticas de seis relaciones y, aunque no tiene tracción total, permite cierto uso fuera del asfalto gracias al sistema ´Advanced Grip Control´, ya visto en otros modelos de la firma, que deja seleccionar varios modos de conducción en zonas más comprometidas (arena, barro, nieve...). Como elementos adicionales para estos ámbitos están el control de descensos de pendientes y unos neumáticos mixtos. Si se prefiere mayor dinamismo, hay una opción aparte que permite cambiar la respuesta del acelerador y la acústica del motor, junto a la dirección y el cambio de marchas automático, que adquieren un carácter más deportivo.

Hay cuatro opciones de acabado: Active, Allure, GT Line y GT. Entre el equipamiento que puede portar destacan las ayudas a la conducción, como el asistente de salida involuntaria de carril, el chivato de objetos en los ángulos muertos, el reconocimiento de señales de tráfico, el programador de velocidad activo o el aviso de colisión inminente. Otras opciones interesantes pueden ser el techo panorámico, un sistema de cámaras para ayudar a hacer maniobras, el equipo de sonido con pantalla de 8 pulgadas en el salpicadero, otra pantalla de 12,3 pulgadas para el tablero de instrumentos, la posibilidad de variar la luz del habitáculo (junto a la apariencia de la instrumentación y el olor del ambientador) a gusto del conductor o la recarga de teléfonos a través de una superficie inductora.