El Jaguar XE representa el acceso a la gama de berlinas del fabricante británico y recoge el testigo del descatalogado X-Type. Su tamaño (4,67 metros de longitud) y planteamiento le hacen competir con los difíciles y avanzados alemanes, Audi A4, BMW Serie 3 o Mercedes-Benz Clase C, haciéndoles la guerra con una comodidad de marcha destacable y un diseño llamativo, acorde con sus hermanos mayores.

Disponible con motores de gasolina de 200, 240 y 340 CV y diésel con 163 y 180 CV, nos centramos precisamente en ésta última variante, la más potente de gasóleo, que es la que hemos podido probar.

El Jaguar XE presenta un interior cómodo y amplio en las plazas delanteras. Detrás dos personas irán mejor que tres debido a la forma de los respaldos de los asientos y también por el túnel central de la transmisión (es propulsión trasera o total). El maletero tiene un volumen correcto para su segmento de 450 litros. La calidad de los materiales es bastante buena en la zona más a la vista, con plásticos cuidados y blandos al tacto, que se cambian por duros (pero bien tratados) en las zonas menos expuestas. La postura de conducción es buena gracias a las regulaciones del asiento, que se puede situar muy bajo, y el volante, que cuenta con ajustes eléctricos en algunas versiones.

En marcha, las pequeñas vibraciones que notamos al principio procedentes del vano motor se van disipando a medida que se logra la temperatura de servicio. La nueva gama de motores Ingenium ya vistos en los últimos Land Rover (y Range Rover) logra unas prestaciones más que suficientes cuidando el gasto. Nuestra variante de 180 CV mueve al XE con bastante agilidad, y consigue una punta de velocidad de 230 km/h y un ´cero a cien´ de 7,8 segundos. Nos han gustado los modos de conducción que, por un lado limitan las reacciones del motor para circular en invierno o ahorrar carburante, o bien dan prioridad a la dinámica endureciendo la suspensión (si equipa esta posibilidad) al tiempo que actúan sobre la respuesta del motor, la dirección y las transiciones del cambio. Por cierto que nuestra unidad montaba la caja de cambios automática de ocho relaciones con levas en el volante para hacerla funcionar en modo secuencial y la tracción sencilla al eje trasero.

Pese al enfoque cómodo y burgués del modelo, nos sorprendió su dinámica en carreteras lentas, y eso que la unidad probada no contaba con la tracción integral que está disponible para este motor con la caja automática. Aun así, se nota que su bastidor puede soportar mucha más potencia y por eso cuesta hacerle perder las formas. El tren delantero obedece los dictados de una dirección muy precisa y de buen tacto y la caja de cambios lo hace todo por nosotros (también nos hemos divertido mucho con el modo secuencial). La zona media del cuentavueltas da lo mejor del propulsor y eso nos permite recuperar en poco tiempo sin subir demasiado las revoluciones. Fuera de tramos comprometidos, el Jaguar XE se ha comportado fiel a su planteamiento de berlina rutera resultando comodísimo con el paso de los kilómetros. En cuanto al gasto, este Jaguar nos ha convencido bastante, pues apenas varía su cifra de homologación de 4,2 litros por cada 100 km (con cambio automático), y eso que no hemos tenido mucho cuidado con el acelerador.

Como buen Jaguar, el XE puede incorporar, ya sea de serie o en opción un montón de equipamiento, como las llantas de hasta 19 pulgadas, el reconocimiento de señales de tráfico, el aviso por salida de carril, la cámara de visión trasera, la frenada de emergencia o el programador de velocidad adaptativo. Hay más elementos de equipamiento además de las citadas ayudas a la conducción, como los faros de xenón, el acceso y arranque sin llave, un sistema multimedia con pantalla de hasta 10 pulgadas y navegación, cuero en asientos, etc.

Los precios del Jaguar XE 2.0 D 180 CV arrancan en los 37.360 euros de la versión manual. Si lo preferimos automático, el coste parte desde los 39.860 euros. Con tracción total cuesta 42.400 euros.