La décima generación de la berlina media (según los gustos actuales ´berlina ejecutiva´) de Mercedes-Benz es todo un compendio tecnológico. Las innovaciones que aporta al mundo de la automoción la hacen única en su especie y un referente para el resto de fabricantes. Está a la venta con un precio de partida de 48.300 euros y su gama abarca tres motores de gasolina de 184, 245 y 401 CV, otros tres diésel de 150, 194 y 258 CV y un híbrido con 286 CV.

En sus 4,92 metros de longitud puede portar (además de todo el refinamiento de la firma de lujo), lo último en materia de ayudas a la conducción y seguridad. Es precisamente en estos dos últimos aspectos en los que nos centramos hoy, pues esta pasada semana asistimos a una demostración para la prensa especializada de todo lo que puede hacer el modelo alemán en estas cuestiones.

Para empezar, monta de serie un sistema de frenada de emergencia que advierte al conductor de un inminente choque, ayuda en la frenada de emergencia y, si es necesario, frena por su cuenta. Este servofreno reconoce vehículos que circulan a menor velocidad, detenidos o que van parando, así como peatones que atraviesan la calzada y se encuentran por delante de nosotros. También se incluye el ´ATTENTION ASSIST´, que puede advertir ante síntomas de cansancio y distracción, y suma el asistente que facilita la conducción con viento lateral.

Dentro del paquete opcional de servicios de asistencia a la conducción, destaca el ´DRIVE PILOT´ con el que la marca avanza un paso más hacia la conducción autónoma. En carreteras abiertas funciona como piloto automático de velocidad de crucero y puede, además de mantener la separación correcta respecto a vehículos precedentes, seguirlos en un margen de velocidad de hasta 210 km/h. De ese modo puede facilitarse la tarea del conductor, que no necesita actuar sobre los pedales y que cuenta con la práctica asistencia del piloto automático de dirección, incluso en curvas suaves. Otra particularidad es que, hasta una velocidad de 130 km/h, el sistema no precisa necesariamente líneas delimitadoras de la calzada muy visibles, sino que puede actuar en un entorno vial con líneas incompletas o incluso sin líneas. Para suplir estas deficiencias se basa en el movimiento de los vehículos circundantes y en las estructuras paralelas. Otro sistema que simplifica la tarea de manejo es que posibilita la puesta en marcha del vehículo después de una parada, si ésta no ha sido de más de 30 segundos. También puede acoplarse la subfunción del piloto automático de velocidad límite, que regula automáticamente la velocidad en función de los límites de velocidad detectados por una cámara o conocidos por el sistema de navegación.

Hay que destacar el estreno de un detector activo de cambio de carril, que usa varias cámaras y radares para hacer esta maniobra tan pronto el conductor acciona el intermitente durante más de dos segundos. Así, el coche se dirige al carril contiguo si el sistema detecta que éste está vacío.

Otro dispositivo es el asistente de maniobra evasiva, que puede reconocer peatones (parados o en movimiento). Si el conductor se encuentra en una situación de peligro y realiza una esquiva, la función puede asistirle imprimiendo un par de fuerza suplementario para girar la dirección al lado correcto.

Hay también otro llamativo sistema que permite aparcar o desaparcar el coche en un sitio angosto desde el teléfono móvil, mediante una aplicación especial.

Estas son sólo algunas muestras de las soluciones tecnológicas que puede emplear el moderno modelo alemán. Para citarlas todas necesitaríamos muchas más páginas, y es que, el nuevo Clase E es quizá el modelo más inteligente del mercado.