La cuarta generación del exitoso compacto francés se sigue fabricando en España con un nivel de calidad muy elevado. El Mégane, doce veces líder absoluto de nuestro mercado (nueve veces consecutivas), con más de 1,4 millones de unidades matriculadas desde su llegada en 1996, se ha planteado en esta edición para más de 50 países con carrocerías de cinco puertas, familiar y la futura sedán que sustituirá al Fluence. Al contrario que en la anterior entrega, no están previstas para esta generación las variantes de tres puertas y descapotable.

Con un diseño más pasional y dinámico, su frontal destaca sobre todo por las ópticas que proponen la nueva firma luminosa de los últimos modelos de la marca, igual que detrás, donde los pilotos crean una línea horizontal que aumenta la sensación de amplitud. Una sensación que se confirma al entrar y situarse en las plazas delanteras, que tienen el espacio de una berlina; o detrás, donde se nota el aumento de la distancia entre ejes, con más hueco para las piernas. El maletero tiene 384 litros de capacidad, ampliables hasta los 1.250 litros si se abaten los asientos traseros. Estas mayores cotas de habitabilidad y carga vienen dadas por el crecimiento de la nueva generación, más larga, más ancha y un poco más baja que la anterior, basada en la plataforma modular que también emplea la berlina Talisman.

Por su alto contenido tecnológico, el Mégane está llamado a ser uno de los referentes al contar con elementos vanguardistas y prácticos (algunos inéditos en su categoría), como la información proyectada en una lámina delante del parabrisas (´head-Up Display´ en color y más configurable), el sistema multimedia ´R-Link 2´ que puede incorporar una pantalla de 8,7 pulgadas en vertical (como ya vimos en el Espace y el Talisman) y el eje trasero direccional que mejora la estabilidad a altas velocidades y ´acorta´ el coche en maniobras en ciudad. Siguiendo con el tema del equipamiento, el nuevo compacto monta varios sistemas de ayuda a la conducción, como el control de velocidad adaptativo, la frenada de emergencia asistida (puede detener el coche ante un peligro si el conductor no actúa), las alertas por cambio involuntario de carril, distancia de seguridad y de objetos en el ángulo muerto, el reconocimiento de señales de tráfico, el aparcamiento asistido y el cambio de luces de cruce y carretera inteligente.

De momento, la gama está compuesta por tres propulsores diésel de 90, 110 y 130 CV y otros tres de gasolina con 100, 130 y 205 CV. Próximamente se completará el plantel con otro diésel de 165 CV y un híbrido basado en el propulsor diésel de 110 CV. Las cajas asociadas son manuales de seis velocidades, excepto en el caso del gasolina de 205 CV, que es automática de doble embrague de siete relaciones. El diésel de 110 CV tiene en opción otro cambio automático de seis marchas de doble embrague, que es la opción que hemos elegido para esta prueba.

El motor sorprende por sus reacciones, parece que rinde más potencia de la anunciada y trabaja siempre con un silencio más propio de vehículos de segmentos superiores. Dado el equilibrio que ofrece, se nos antoja la versión de 130 CV para quien vaya habitualmente más cargado o prefiera una conducción más decidida, aunque la diferencia de respuesta entre ambos no es muy notable y el sobreprecio con el motor más potente es de alrededor de 1.300 euros. Nuestro Mégane dCi de 110 CV responde bien a partir de unas 1.800 rpm y estira con garantías hasta las 4.500. Es tan silencioso que ni siquiera a altas vueltas emite un ruido incómodo. El cambio es muy rápido, realiza las transiciones sin sobresaltos y aumenta el placer de conducción. Supone unos 2.600 euros respecto al dCi de 110 CV manual, pero por lo bien que funciona vale la pena.

En cuanto al consumo, si bien no hemos conseguido la cifra de homologación de 3,8 litros por cada 100 km, rondar los 5 litros en un uso mixto (más por ciudad que por carretera), nos parece muy interesante para un compacto de este tipo. En este sentido nos ayuda el modo de conducción ´Eco´ (hay otros que priman la comodidad o la dinámica, además de su personalización) que cambia varios parámetros del coche para conseguir ahorrar combustible.

Dispuesto a liderar un segmento muy competido, el nuevo Mégane no para de cautivarnos. Es un producto tan bueno que debería ser una de las opciones para quien desee un compacto estéticamente muy atractivo y con muchas posibilidades de equipamiento (algunas de ellas inéditas en su clase, como hemos señalado). Unido al excelente motor diésel de 110 CV, resulta equilibrado por ahorro y prestaciones. En ese caso, los precios parten desde los 19.880 euros. Si optamos por añadirle el cambio automático, el precio arranca en los 22.520 euros