La reestructuración reciente de los modelos de la firma bávara, dejó a las gamas cupés y derivados en las series pares y conservó el resto en las impares. Por eso, la variante compacta descapotable que antes pertenecía a la Serie 1, pasa a la versátil Serie 2, en la que militan, además de esta, la versión cerrada de tres puertas y dos formatos de monovolumen.

El BMW Serie 2 Cabrio lleva dos años en el mercado, y está disponible con tres mecánicas diésel (218d con 150 CV, 220d con 190 CV y 225d con 218 CV) y cuatro de gasolina (218i de 136 CV, 220i de 184 CV, 228i de 245 CV y M235i de 326 CV). Las cajas de cambios pueden ser manuales de seis marchas o automáticas de ocho (en el más potente de gasóleo esta última va de serie). La tracción total xDrive se puede adquirir con el M235i, que pronto se sustituirá por el M240i de 340 CV. Nosotros hemos podido contar con la versión de acceso a la gama diésel, el 218d de 150 CV con la deseable caja de cambios automática de ocho velocidades.

El modelo de ataque a la gama tiene un precio de partida de 37.150 euros con la caja manual y de 39.320 euros con cambio automático. Su estilizada carrocería mide 4,43 metros de longitud y una de sus virtudes es que la capota de lona aísla de manera excelente a los ocupantes cuando está cerrada. Se puede abrir en marcha hasta una velocidad de 50 km/h (tarda unos 20 segundos) y si decidimos ir sin ella, las turbulencias a cruceros legales afectan menos que en la mayoría de contrincantes. En ese sentido es mejor instalar el paravientos, aunque tengamos que prescindir de las dos plazas traseras. Sin techo, el maletero de 335 litros reduce la capacidad en unos moderados 55 litros, por lo que el espacio de carga es aún muy aprovechable si decidimos conducir a cielo abierto.

Si no se le pueden poner pegas a la carrocería y a la operativa y aislamiento del techo, menos aún a la mecánica más sencilla de gasóleo. Como en el resto de la vasta familia de BMW, los modelos acabados en 18d han ganado eficiencia subiendo desde 143 CV hasta los actuales 150 CV. Este rango de potencia, ya respetable, permite disfrutar aún más nuestro 218d en cualquier escenario, teniendo en cuenta que el planteamiento del vehículo está enfocado al confort. Los refuerzos necesarios en el chasis que usan este tipo de formatos lastran algo, dejando el peso en alrededor de 1.600 kg, y eso se nota algo al conducirlo. De todas formas esto no resta diversión al atacar rápido un tramo revirado porque la carrocería va sujeta ya con la suspensión de serie. En opción se puede adquirir con una de corte más deportivo (´M´, por 1.252 euros), que rebaja un centímetro la altura y que se adapta a los modos de conducción que permite el coche (también cambia la respuesta del acelerador, las transiciones de la caja de cambios automática o la desmultiplicación de la dirección). Otro motivo de alegría para su conductor será el tiempo sin pisar la gasolinera, pues nuestro 218d homologa una media de 4,1 litros con el cambio automático (4,3 litros con caja manual). Es verdad que resulta complicado llegar a esos valores, pero, a poco que cuidemos el pie derecho, rondaremos los 5,5 litros o incluso menos, un rango más que interesante.

Como buen BMW, la lista de elementos para vestirlo destaca por su extensión y vanguardia. Entre los dispositivos de serie destacan el climatizador doble, el asistente al arranque en cuesta, los sensores de lluvia y luces, el equipo de audio con pantalla de 6,5 pulgadas o las llantas de 16 pulgadas. Todo esto se puede ampliar con un equipo multimedia con una pantalla más grande y acceso a internet con navegación, llantas de hasta 18 pulgadas, cuero en los asientos, faros bixenón... Además hay varios paquetes que cambian la decoración interior y exterior del ya de por sí llamativo cabrio.