El fabricante japonés ha modernizado su Outlander con un nuevo frontal, en el que se insertan unas líneas cromadas muy vistosas, la zaga, que incorpora nuevos pilotos, y cambios en los paragolpes y las llantas. En el interior mejora la calidad percibida de los plásticos y algunos guarnecidos pueden ser de diferentes tonos. Asimismo cambian las tapicerías, incluyendo una que se calienta menos cuando se aparca a pleno sol, los plafones de luz ambiental son de Led y el volante se puede calefactar.

Pero hay modificaciones importantes que no se ven, pero se notan, como un trabajo de insonorización excelente, un tacto más refinado y un tarado de suspensiones que sujeta más la carrocería en apoyos sin restar un ápice del confort que ya tenía. Mejoras que son comunes en la gama, pero nosotros nos vamos a centrar en la variante híbrida PHEV que es la que hemos podido disfrutar estos días.

Exteriormente se diferencia de sus hermanos por un diseño distinto de la zona inferior de los paragolpes, las barras del techo son cromadas, los pasos de rueda no tienen molduras, monta llantas de 18 pulgadas exclusivas y se añaden más colores a la carrocería. En su parte motriz, el sistema híbrido de 203 CV consiste en un motor de gasolina de dos litros de cilindrada con 121 CV, que se une a dos propulsores eléctricos (uno delantero y otro trasero) de 82 CV cada uno (tiene más par el del eje trasero). La configuración que se emplea es la de híbrido en ´serie-paralelo´, en la que un calculador elige el modo más eficiente de marcha. Así, el Outlander PHEV se puede impulsar, bien con la energía de su batería de 300 V. y 12 kWh que mueve los motores eléctricos, con la del gasolina o con los tres propulsores a la vez. Además, un generador de 70 kW, movido por la transmisión, proporciona electricidad para que los acumuladores se recarguen (también obtienen energía cuando el coche va frenando), y éstos también se pueden cargar mediante una toma de corriente. En ese caso, el tiempo de espera varía en función de las características de la red: entre 5 horas para una toma estándar doméstica o 3,5 horas para una toma adaptada de 16 Amperios. Con un poste especial puede tardar media hora para llegar al 80 % del total del nivel. Hay que decir que el tiempo que está enchufado se puede gestionar a través de una aplicación para teléfonos inteligentes, en la que se monitoriza en cada momento el estado de la batería y los minutos restantes.

Al volante, el nuevo Mitsubishi Outlander PHEV arranca en modo eléctrico, y aguanta hasta 52 km (si los acumuladores están bien cargados), por debajo de 120 km/h. A partir de esa autonomía ya trabaja en modo híbrido para proporcionar un rango total de hasta 818 km. El conductor puede optar también por un modo que fuerza la recarga para un mayor uso eléctrico posterior u otro que intenta mantener el nivel de los acumuladores.

Otra de las ventajas del diseño de su cadena cinemática es que, al tener un motor eléctrico en cada eje, el PHEV tiene tracción total inteligente, pero sin los rozamientos e inconvenientes que plantea un sistema tradicional que cuenta con una unión física entre las ruedas delanteras y las traseras. El propulsor de gasolina va solidario al eje delantero a través de una caja automática que gobierna también el impulso del motor eléctrico de ese eje.

El resultado este sistema tan sofisticado deja muy buena impresión al comprobar que el PHEV tiene un consumo de gasolina ponderado de 1,8 litros por cada 100 km (en este tipo de vehículos se tienen en cuenta los ciclos de funcionamiento en eléctrico de cara a su homologación), con unas emisiones de sólo 42 gr/km de CO2.

Por lo demás, el Outlander PHEV es un 4x4 amplio, en cuyo interior apenas ha causado merma la ingente tecnología que porta. Así descubrimos un maletero de casi 500 litros de capacidad y unas cotas de habitabilidad amplias para sus cinco ocupantes (la versión diésel sí tiene la posibilidad de una tercera fila de asientos).

A partir de ahora, el Outlander PHEV sólo se podrá adquirir en el acabado más alto Kaiteki, que implica elementos como el sistema de cámaras de visión periférica, los sensores de aparcamiento, ópticas de Led con luces de día, equipo de audio con radio digital o un dispositivo que evita una aceleración no intencionada (detecta obstáculos delante y atrás y puede evitar colisiones en maniobras). Además de esto puede montar el programador de velocidad adaptativo y la alerta por cambio involuntario de carril.

El precio del Mitsubishi Outlander PHEV es de 47.695 euros, pero hay que restar el descuento por la campaña de lanzamiento de 8.975 euros que la marca ofrece, con lo que se queda en unos más que interesantes 38.720 euros, sólo unos 2.000 euros más caro que la versión diésel de 150 CV con el mismo acabado Kaiteki.