Recién sacada del horno, así recibimos la nueva versión familiar de la berlina más popular de Audi. Tiene una longitud idéntica al modelo de partida -4,73 metros-, pero su trasera le permite ampliar el espacio de carga unos 25 litros, hasta un total de 505 litros, y además resulta más práctica al contar con unas formas interiores regulares. El resto del habitáculo calca la calidad y el refinamiento en los materiales del A4 berlina, con un puesto de conducción sin tacha, adaptable a cualquier conductor, que despliega mucha información y tiene unas posibilidades de equipamiento francamente interesantes. Otra pequeña diferencia a favor de nuestro protagonista de hoy es el espacio vertical en las plazas traseras, ya que el techo no baja tanto, y el acceso es algo a ellas es más cómodo porque el diseño de las puertas en esa parte del coche es distinto y deja más hueco para entrar y salir.

Las opciones mecánicas consisten en cuatro motores diésel -2.0 TDI con 150 y 190 CV y 3.0 TDI con 218 y 272 CV- y otras tantas de gasolina -1.4 TFSI de 150 CV, 2.0 TFSI de 190 CV, 2.0 TFSI 252 CV y S4 con 354 CV-. Las cajas de cambios pueden ser manuales de seis relaciones para los menos potentes y para todos los casos hay disponibles automáticas de siete u ocho marchas. La tracción total quattro se puede asociar a los diésel de 190 y 218 CV; en el diésel de 272 CV y los gasolina de 252 y 354 CV se monta de serie. De entre todas las opciones hemos elegido un A4 Avant con el coherente motor diésel 2.0 TDI de 190 CV, caja de cambios de doble embrague S tronic de siete velocidades -para las mecánicas superiores de seis cilindros hay otra de convertidor de par con ocho marchas- y tracción delantera, una combinación muy acertada por lo que puede hacer este motor, la facilidad de conducción que permite el cambio automático y el gasto moderado de gasóleo.

Comenzamos precisamente por esto último, el consumo, porque sorprende que una carrocería de estas dimensiones y peso -1.605 kg- homologue una media de 4,2 litros por cada 100 km. A esto contribuyen el afinado motor y el funcionamiento del cambio, que pone marchas largas en el momento que puede. Al igual que otros modelos de la marca, se puede seleccionar mediante dos botones del salpicadero los modos de marcha, desde uno más dinámico hasta otro más confortable y eficiente. Esta selección interactúa con las suspensiones adaptativas -en opción-, la respuesta del motor, leyes del cambio y dirección.

El motor está bien aislado del habitáculo, incluso en frío se percibe bastante más refinado que los anteriores bloques de dos litros y cuatro cilindros. Ha evolucionado hasta los 190 CV y puede de sobra con nuestro A4 Avant, incluso con carga. Quizá no tiene la intensidad de los 3.0 TDI de seis cilindros -el siguiente escalón en diésel-, pero para los límites de velocidad actuales tiene poder más que suficiente.

Algunos elementos de dotación que puede montar el nuevo Audi A4 Avant son el asistente de conducción en atascos, que sigue al coche precedente actuando sobre los frenos, las cámaras periféricas como ayuda al aparcamiento -crean una visión cenital del coche en la pantalla-, el sistema de aparcamiento autónomo que actúa sobre el volante, el asistente de eficiencia -tiene en cuenta los datos de cartografía y conducción para ser más eficiente-, el completo equipo multimedia y navegación MMI con pantalla de hasta 8,3 pulgadas, el tablero de instrumentación virtual, el reconocimiento de señales de tráfico, el climatizador de tres zonas o las llantas de hasta 19 pulgadas, entre muchos otros.

Los precios de la gama A4 Avant arrancan en los 35.000 euros y nuestro A4 Avant 2.0 TDI 190 CV S tronic cuesta desde 41.750 euros.