Sobre la primera generación, que se lanzó en 2006, la nueva entrega del monovolumen más deportivo de la firma (y quizá del mercado) gana en todos los aspectos. El Ford S-MAX es todavía más dinámico, más habitable y se beneficia de todos los avances de los últimos modelos grandes del fabricante.

Sus 4,8 metros de longitud permiten disponer de tres filas de asientos para conseguir siete plazas espaciosas. Éstas son de serie, pero se puede encargar con cinco plazas para ganar un espacio extra en la trasera. Las de la tercera fila son aptas para adultos de talla normal, siempre que la bancada del centro se adelante un poco. Gracias a este movimiento, y a que los asientos se pueden plegar, es posible configurar a gusto el interior del S-MAX. Además, en las versiones más equipadas, las plazas centrales y traseras se tumban de manera individual mediante una accesible botonera en el maletero, así se queda un lugar de carga enorme con un suelo plano. Con cinco asientos, el volumen es de 700 litros (modulables porque, como ya hemos dicho la bancada central se puede desplazar longitudinalmente) y con los siete asientos en uso, el hueco es de 285 litros.

Delante, el puesto de conducción tiene buena visibilidad, aunque las cámaras (puede llevar una en el frontal) ayudan bastante en maniobras de aparcamiento. Los mandos están posicionados de manera lógica y el tablero de instrumentos varía en función del acabado entre dos posibilidades: el clásico con indicadores de aguja, o bien otro formado por una pantalla de gran tamaño más personalizable. Por lo demás, el interior presenta materiales de muy buen aspecto, en la línea de la berlina Mondeo, de la que también se ha extraído el diseño del salpicadero, atractivo a la vista y funcional. Queda presidido en una posición cómoda por una pantalla de 8 pulgadas que gobierna varias funciones del vehículo, además del sistema multimedia y el navegador.

La gama del Ford S-MAX está compuesta por dos mecánicas de gasolina, un 1.5 EcoBoost de 160 CV y un 2.0 EcoBoost de 240 CV y cuatro niveles diésel extraídos de un bloque de 2,0 l. TDCI, con 120, 150, 180 y 210 CV. Las cajas de cambios son, dependiendo del motor, manuales de seis velocidades o automáticas de doble embrague ´Powershift´ del mismo número de relaciones. También, y como complemento interesante para los que circulen habitualmente bajo malas condiciones climatológicas, está la tracción total para los 150 y 180 CV de gasóleo. Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar en esta ocasión la segunda variante diésel más poderosa, que, con sus 180 CV, tiene fuerza de sobra para ir a ritmos altos y con carga, unida a la caja Powershift con tracción sencilla (delantera).

La mecánica escogida es todo un acierto por su suavidad de funcionamiento a cualquier régimen. Tiene fuerza desde pocas vueltas y una zona media solvente en la que el motor gira a sus anchas (el par de 400 Nm se encuentra entre 2.000 y 2.500 rpm.). Si se une al estupendo cambio automático, el agrado de conducción aumenta enteros. Supone unos 2.000 euros más, pero vale la pena por lo bien que va, pues el sistema de doble embrague permite transiciones entre marchas sin que nos demos cuenta y economiza combustible al seleccionar pronto relaciones largas. Ese apartado, el del gasto, también es destacable por el ahorro, ya que con la caja automática y el motor de 180 CV, que es una potencia ya importante, el S-MAX se conforma con una media (homologada) de 5,4 litros. A nosotros nos ha dado un poco más, pero siempre dentro de unos valores más que razonables para un coche de este corte y con más de 1.700 kg de peso.

Hay dos niveles de equipamiento para el S-MAX: Trend y Titanium. De serie y desde el acabado de acceso se dispone del climatizador doble, el sistema de reconocimiento de señales de tráfico, el freno de estacionamiento por botón, el programador de velocidad o el cambio de luces entre carretera y cruce automático. El nivel Titanum añade elementos como el sistema multimedia ´SYNC 2´ con control por voz, el cuadro de instrumentos con pantalla a color o las memorias y ajustes eléctricos en el asiento del conductor. Hay mucho equipamiento de ayuda a la conducción, como el programador de crucero que adapta la velocidad según las señales de tráfico y el vehículo precedente, el aparcamiento asistido o las alertas de ángulo muerto y de abandono involuntario de nuestro carril. Otras opciones interesantes son el techo solar, las ópticas de Led o los asientos delanteros con masaje.

El precio del Ford S-MAX 2.0 TDCI de 180 CV arranca en los 33.050 euros, con cinco plazas y cambio manual. Nuestro Titanium con siete plazas y cambio Powershift cuesta 35.800 euros.