La sexta entrega del buque insignia de BMW llega este mes con la máxima tecnología del fabricante alemán en todos los frentes. En una rápida mirada hacia atrás, descubrimos que una de las claves de todas las generaciones del Serie 7, ha sido la adopción de nuevas soluciones que luego se irían incluyendo en el resto de modelos. Por ejemplo, el primer Serie 7 de 1977 descubrió al mundo de la automoción el control de crucero; los asistentes sonoros al aparcamiento aparecieron en la segunda hornada de 1986 y los airbags de cabeza se sumaron a las plazas traseras en la tercera entrega de 1994.
Los avances en esta ocasión pasan por un sistema que puede aparcar el coche de frente en sitios estrechos con el conductor fuera (lo maneja mediante la llave); el asistente al aparcamiento no necesita que la persona accione los pedales y el cambio (hasta ahora en todos los automóviles con el aparcamiento asistido había que actuar sobre ellos), y, una de las cosas más llamativas, el sistema multimedia se puede controlar con gestos.
Aparte de estas novedades se han potenciado otras a bordo más conocidas, como los asistentes que mantienen el coche dentro del carril, el de conducción en atascos o el de las cámaras de visión periférica, entre muchos otros.
El nuevo BMW Serie 7 está disponible con dos largos de carrocería (5,08 y 5,22 metros) y, de momento, con un motor diésel de 265 CV (730d) y otro de gasolina de 450 CV (750i). En poco tiempo se añadirán a la gama otro diésel (740d), dos más de gasolina (740i e 760i) y un híbrido enchufable (740e) de una potencia conjunta de 326 CV y un consumo homologado de 2,1 litros por cada 100 km. La tracción total xDrive también se incluye en la oferta mecánica.
Todos los Serie 7 tienen como mínimo las ópticas de Led para todas las funciones, el sistema de navegación, la posibilidad de manejo gestual del equipo multimedia, la cámara trasera y la suspensión neumática adaptativa.
Los precios parten desde los 94.650 euros del 730d ´corto´ y suben hasta los 137.900 euros del 750Li xDrive ´largo´.
