Con una cierta mirada nostálgica, esta aventura de navegación -en clave de los raid de antaño- que se desarrolla a través de algunos de los escenarios más bellos de Marruecos, y que recupera un pedacito de la historia del motor de España -los Land Rover Santana que se fabricaron en la extinta fábrica de Linares en Jaén- ha acabado felizmente. Con el grupo al completo de participantes tomando meta en Marrakech -una de las cuatro ciudades más importantes y más turísticas de Marruecos- tras recorrer los 4.000 kilómetros previstos de la edición inaugural. Juntos, suman unos cientos de años, y nada ha sido suficiente para parar a estas joyas clásicas, que a pesar de su larga vida han demostrado estar en plena forma.

Atravesar puertos de montaña interminables, carreteras secundarias, oasis en mitad de la nada, mares de dunas o cruzar extensos valles ´a rumbo´, han sido las actividades que han ocupado a los participantes que han vivido ´La Gran Aventura´ -el nombre no es casualidad. Alude directamente a la antigua y añorada prueba del Camel Trophy-. Sin ser una competición de velocidad, si articula una serie de pruebas especiales al alcance de todos, donde la organización del raid -de origen murciano- pone a prueba la orientación y la entrega de los equipos participantes por los distintos terrenos. A su paso, han atravesando lugares tan distintos como el norte de Marruecos, como la rica ciudad de Ifrane -conocida como la pequeña Suiza-, el río Ziz, los verdes mares de palmeras, el valle del Draa, la ruta de las casbas o el famoso puerto del TichKa. Han disputado una especial de arena en las famosas dunas de Merzouga -en el Erg Chebbi-, y la etapa maratón, que los ha llevado a través del vasto valle de Iriki en una larga jornada de más de 550 kilómetros, en su mayoría por pista, un parque nacional que ocupa una superficie de 123.000 hectáreas. Situado muy al sur, es el punto más lejano que han alcanzado en esta edición, hace frontera natural con Argelia. Una zona muy árida que linda con el Sáhara más temprano todavía más al sur.

Fruto del éxito de la edición inaugural del Santana Trophy, con unos participantes satisfechos que han vivido una gran aventura a bordo de sus queridos Land Rover Santana y que vuelven cargados con anécdotas, la organización -pequeña, pero con mucha experiencia en montar aventuras a motor- ya está trabajando para ampliar la peculiar y diversa familia que ya han comenzado a construir en torno a los incondicionales de la marca española en venideras ediciones, dando continuidad a su proyecto de encauzar las ansias de aventurera de una de las comunidades de motor más especializada, y que se extiende también a países vecinos como Portugal, Francia o el Reino Unido con los Land Rover Series -sus homólogos ingleses-, recordándonos que el mayor legado del motor en nuestra tierra no es industrial ni mecánico, sino humano. El conocimiento, el orgullo y la memoria.