Los afortunados que dispongan de un presupuesto que ronde los 100.000 euros para un deportivo están de enhorabuena. Jaguar ha lanzado la versión cerrada de su F-Type Convertible, que de paso es un poco más práctica que ésta (sí, un biplaza puede ser práctico), porque aumenta el volumen de su maletero al doble (400 litros frente a los 198 litros del descapotable), la entrada al habitáculo mejora ligeramente por la forma de las puertas y su cota de altura interior es también mayor.

La formidable puesta en escena trasciende un envoltorio, que además de ser digno de ver y de despertar pasiones allá donde vayamos, suma a sus formas una mecánica a la altura que en esta ocasión nos regala nada menos que 380 CV: estamos ante el F-Type S.

Dentro de la exclusiva familia F-Type, la versión S representa el nivel intermedio, por debajo del superlativo F-Type R con su V8 de 5 litros de cilindrada y 550 CV (como mínimo 122.00 euros), y por encima del F-Type Coupé y sus ´solo´ 340 CV (desde 74.750 euros). Nuestro F-Type S monta el mismo motor V6 del inicio de gama, pero con ligeras modificaciones para aumentar su potencia. Este propulsor de tres litros de cilindrada incorpora un sistema de sobrealimentación a través de un compresor para arrojar una potencia máxima de 380 CV, que catapultan al F-Type hasta una velocidad punta de 275 km/h y para el cronómetro en el ´cero a cien´ en 4,9 segundos.

Dichos registros los consigue la variante con caja automática de ocho velocidades que tratamos hoy, interesante porque mejora las prestaciones que realiza con el cambio manual (la misma velocidad máxima pero acelerando hasta los 100 km/h desde parado en 5,5 segundos) y además baja ligeramente el consumo unas décimas (homologa una media de 8,6 litros por cada 100 km). El sobrecosto de 2.800 euros por la caja automática no se nos antoja excesivo dado en rango de precios en los que nos estamos moviendo. Conviene saber que hay una versión con tracción integral sobre la base del F-Type S automático, por unos 7.000 euros más. En este caso, la fuerza del motor va a las ruedas posteriores, pero, si se detectan pérdidas de adherencia, el par se empieza a dividir entre los dos ejes para asegurar una motricidad superior.

Sin el sistema de tracción total, el F-Type S mantiene un agarre encomiable, aunque hay que tener cuidado con el pedal derecho porque hay mucha fuerza aplicada al eje trasero y la zaga se nos puede insinuar a la salida de una curva. Cuando esto ocurre, el control de tracción evita cualquier tropelía cortando gas y colocándonos en nuestro sitio. El autoblocante mecánico, que distribuye el par entre las ruedas motrices, nos ayuda en el paso por curva y hace al coche más ´conducible´ por manos menos diestras. Como suele ser habitual en deportivos de alto nivel, el talante del vehículo se puede modular a gusto del conductor mediante un selector en la consola. Los tres programas de manejo modifican parámetros como la respuesta del motor, la dureza de la dirección y el tarado de las suspensiones. Y por supuesto, el sonido del doble escape, que también tiene el protagonismo merecido y que incluso se puede acentuar con otro simple botón en la consola.

El interior va acorde con el resto, y despliega una calidad abrumadora en cada uno de sus detalles. Todos los mandos están orientados convenientemente y el puesto de conducción nos ha encantado porque se puede ajustar muy cerca del suelo y además es cómodo.

Como se puede intuir, la marca no ha perdido la ocasión de vestir a la última a uno de sus deportivos más exclusivos, por ello encontramos elementos como el completo sistema multimedia con navegación y pantalla táctil de 8", el manos libres ´Bluetooth´ y conectividad para ´smartphones´, las llantas de 19", la suspensión adaptativa que ya hemos mencionado o el climatizador doble, entre muchos más. El listado se puede completar con un techo de cristal fijo, un sistema de audio más potente, varios detalles de la carrocería y del habitáculo personalizables, ayudas al aparcamiento con sensores y cámaras, y el acceso y arranque sin llave, por citar algunos.

Sin duda estamos ante la resurrección del mítico E-Type de los años 60, con toda la tecnología y las prestaciones que sabe hacer la marca británica (que ya son muchas), pero con el regusto clásico y elegante de su antecesor. Nos encantó, no sólo por su potencia y dinámica, sino también por el ´glamour´ y la belleza de un tiempo pasado.