Mini ya acepta pedidos para su retoño más rabioso, el Mini John Cooper Works con carrocería de tres puertas, o, como los propios responsables de la marca suelen decir, el coche más deportivo del segmento de los automóviles pequeños.

La última versión del Mini llegó al mercado en la primavera del año pasado y en diciembre se añadió a la nueva generación la carrocería de cinco puertas. Con el final del año 2014 se presentaba la versión más deportiva que ahora puede solicitarse en los concesionarios de la marca.

El John Cooper Works lleva bajo el capó el motor más potente jamás incluido en un modelo de serie de la marca británica. Se trata de un cuatro cilindros de 2.0 litros turboalimentado que rinde 231 CV y ofrece un generoso par máximo de 320 Nm a partir de tan solo 1.250 revoluciones.

La potencia ha aumentado un 10% con respecto a su antecesor, mientras que la aceleración baja en dos décimas de segundo como mínimo. El potente motor, que convierte al Mini casi en un deportivo radical (alcanza los 246 km/h de velocidad punta y acelera desde cero hasta 100 km/h en 6,3 segundos), puede acoplarse a una caja de cambios manual de seis velocidades -la configuración que viene de serie- o a una automática Steptronic de seis marchas. Con esta última combinación, los consumos medios bajan un litro (de 6,7 l/100 km a 5,7 l/100 km) y la aceleración hasta ponerse a 100 por hora también es un par de décimas más rápida. Esta caja, que permite un manejo manual con las levas situadas tras el volante, es tan sofisiticada que, en modo automático, es capaz de usar la información del navegador de a bordo para optimizar el momento del cambio de marchas y selecionar la más adecuada. En un guiño a la economía, el Mini John Cooper Works lleva el sistema de parada del motor en tráfico urbano tanto con caja manual como automática.

El chasis del Mini John Cooper Works ha sido adaptado para el trabajo extra que tiene que llevar a cabo. Tenemos nuevos frenos deportivos firmados por Brembo, unas llantas de aleación exclusivas de 17 pulgadas, dirección de asistencia variable, un control de estabilidad de tarado específico y un autoblocante electrónico para el tren delantero.

El diseño de la carrocería es exclusivo pero no persigue únicamente objetivos estéticos, sino que la aerodinámica está muy depurada. Las necesidades de refrigeración de mecánica y frenos quedan aseguradas por las grandes entradas de aire frontales, mientras que detalles como los faros LED, los perfiles de los pasos de rueda, o el escape deportivo realzan la exclusividad del modelo.

En el interior, el ambiente es totalmente deportivo, con asientos específicos John Cooper Works con reglajes eléctricos, control de crucero y levas tras el volante si llevamos el cambio automático. El indicador central del salpicadero es diferente al del resto de los Mini, al igual que la llave del vehículo. Los pedales y el reposapié para el conductor son de acero inoxidable.

El peso del coche es similar al del modelo precedente a pesar del aumento del equipamiento. El John Cooper Works lleva de serie airbags frontales laterales y de cortina, control de presión de neumáticos, o protección de peatones en el capó, pero también puede equipar proyección de información en el parabrisas, control de crucero activo y un largo etcétera.

No hay precio oficial pero bien pudiera estar en torno a los 30.000 euros.