Cincuenta años después del lanzamiento de la primera edición del modelo, Fiat aceleró hacia el futuro materializando una nueva manera de entender el automóvil. ?El Fiat 500 fue la respuesta más evolucionada para quien deseaba disfrutar de un automóvil con total libertad, apreciando su uso diario y, al mismo tiempo, sin tener que renunciar al placer de conducir un vehículo divertido y funcional, ecológico y accesible, pero también simpático y lleno de encanto.?

Así pues, un automóvil con un gran atractivo, que por un lado se adaptó a las tendencias fuertes y ganadoras del mercado y, por otro, resultó coherente con la historia y misión de Fiat: realizar vehículos caracterizados por un estilo original, tecnología avanzada asequible a todo el mundo y soluciones inteligentes que simplifican y mejoran la vida a bordo. No fue una excepción el Fiat 500, cuyo objetivo era dar un auténtico salto cualitativo en el segmento en términos de confort y seguridad, tecnología y equipamiento, como lo demuestran las múltiples novedades introducidas por primera vez en esta categoría. El Nuevo 500, en 1957, inventó un segmento. El 500 lo amplió y permitió que fuera asequible. Y estableció una extensa serie de récords.

Por primera vez, un automóvil se presentaba con una gama de motores modernos, eficientes, de bajo consumo y generosos en las prestaciones, que respondía a los más estrictos parámetros ecológicos y de seguridad incluso antes de su entrada en vigor. El 500 ya era Euro 5 en 2007. Cada uno de los diferentes motores respondía a necesidades distintas, pero todos compartían una gran fiabilidad y durabilidad.

?El 500 fue el primer compacto, con poco más de tres metros y medio, en obtener las cinco estrellas EuroNCAP, en brindar siete airbags de serie y ESP disponible en toda la gama. Mucho más que los dispositivos individuales, era la suma de todas las soluciones adoptadas para hacerlo uno de los vehículos más seguros del segmento.

El vehículo resultaba acogedor y protector, y la solidez no era solo una impresión estética otorgada por la línea de cintura y los voladizos reducidos. Se trataba de robustez estructural, que junto con las características de protección activa y pasiva, y el equipamiento sin un impacto negativo en el precio, fue la expresión de un programa en el que prevalecía la seguridad, una difícil decisión de la empresa que confirmaba la intención de Fiat de perseguir una estrategia de liderazgo también en el ámbito de la protección.

El diseño obtuvo un éxito inmediato por su línea suave, redondeada y armoniosa. No se trataba de un simple y nostálgico ejercicio de reinterpretación. El objetivo de Fiat no ha sido el de diseñar un automóvil que pareciera un 500, sino que fuera, de nuevo, el 500. Y no por casualidad, al igual que el diseñador Dante Giacosa, también el diseñador Roberto Giolito - autor del nuevo 500 - ganó el premio "Compasso d'Oro" en 2011.

De hecho, el nuevo 500 inspiró y dio el pistoletazo de salida a un proceso de innovación en algunas áreas, muy importantes para los clientes actuales, y puso de manifiesto claramente las ambiciones para el futuro posicionamiento de la marca. El Fiat 500 respetó el concepto original en la forma y en la función evocando, como es de esperar en estos casos, todas esas emociones, esos recuerdos, esos valores que convierten todos los objetos emblemáticos en realmente atemporales, elevándolos más allá de los límites restrictivos de la categoría.

El 500 ha sido y sigue siendo un pequeño laboratorio de gran éxito, desde cualquier punto de vista: fue el primer vehículo equipado con los motores de dos cilindros TwinAir, pero también el primer automóvil de la marca en utilizar su nombre como logo y en evolucionar constantemente con nuevas interpretaciones, hasta formar una familia autónoma, una marca dentro de otra marca.

Y por primera vez un automóvil "pequeño" se presentaba ya en su debut con un equipamiento muy amplio y con muchas posibilidades de personalización, tanto en los contenidos como en la forma de pago, resultando, ya en su debut, un vehículo con carácter, pero transversal y capaz de brindar personalización manteniendo su identidad.

Un innovador enfoque participativo

Resultó innovador incluso en el enfoque, que situó el concepto de participación en el centro del proceso de desarrollo. Participaron muchísimos fans de todo el mundo a través de una plataforma específica expresando sus deseos personales para el vehículo que estaba naciendo. Estas sugerencias pasaron después a los diseñadores e ingenieros de Fiat convirtiéndose en objetivos a lograr con soluciones y equipamientos lo más cerca posible de las expectativas de los clientes potenciales. En resumen, "un vehículo creado para la gente, con las ideas de la gente", como reivindicaba un eslogan de 2007.

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Ese año, comenzó la producción en Polonia, en Tichy; después, a partir del 2010, también se construyó en Toluca, Méjico. En la actualidad, el Fiat 500 se comercializa en más de 100 países de todo el mundo y ha marcado el regreso de Fiat a los Estados Unidos. Así pues, un modelo global que en la actualidad ya ha superado la cota de 1,5 millones de matriculaciones.

Entre los secretos de su éxito está, sin lugar a dudas, su capacidad de evolucionar con nuevas interpretaciones - desde el 500 Abarth (2008) hasta el 500 "Ron Arad Edition" (2014) - pero también su capacidad para explorar nuevos territorios, dando vida a una familia de vehículos simpáticos y asequibles que garantizan la máxima libertad de elección y uso: se crearon así el 500L (2012), el 500L Trekking, el 500L Living (2013) y el nuevo 500X (2014).

Así pues, gracias a su línea fascinante, pero que transmitía de un solo vistazo solidez y robustez, a la elegancia e innovación y a la definición de nuevos parámetros de seguridad y ecología, el Fiat 500 confirmó inmediatamente el liderazgo indiscutible de Fiat en el segmento A y logró adaptar rasgos estilísticos históricos a unas necesidades modernas.

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Un "saber hacer" que viene de lejos y que es fruto del legado tecnológico y de diseño acumulado con el paso de los años. El Fiat 500 Vintage ´57 desea, hoy, rendir homenaje a su precursor, al que debe parte de su éxito.