Renovado completamente hace un par de años, el Beetle Cabrio defiende una denominación que está presente en la marca alemana desde los años 50. El actual recoge el testigo del modelo descapotable lanzado en 2003 (New Beetle), del que se vendieron 230.000 unidades, para ponerse al día con un envoltorio muy atractivo y moderno que conserva las líneas clásicas de sus antecesores. Paralelo a ese trasfondo vanguardista estan sus mecánicas, de lo último de Volkswagen, variadas para satisfacer a cualquier conductor. En gasolina la marca opta por los refinados motores TSI con 105, 150 y 220 CV, sacados de bloques de 1.2, 1.4 y 2.0 litros, respectivamente. En diesel está el habitual 2.0 TDI en sus nuevas evoluciones de 110 y 150 CV. Las cajas de cambios pueden ser manuales de seis velocidades o bien automáticas de doble embrague (DSG) con seis o siete marchas dependiendo del propulsor. Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar un Beetle 2.0 TDI de 150 CV con cambio manual.

Fiel a sus antepasados, el Beetle Cabrio no abandona la capota de lona, mejorándola con mayor aislamiento y una apertura eléctrica en tiempo récord de 13 segundos. Otra ventaja de ésta es que se puede accionar en marcha por debajo de 50 km/h. Una vez abierta se queda plegada en la parte trasera sin invadir el espacio del maletero, mucho mejor ya que no hay que sacar objetos voluminosos de él si vamos a ir sin techo. Hablando del espacio de carga, el Beetle Cabrio ofrece 225 litros de capacidad (85 litros menos que la versión cerrada), con la particularidad de que el hueco que deja el portón abierto es un tanto estrecho para meter enseres grandes. Los respaldos de la banqueta trasera se pueden abatir por separado (en partes simétricas) para ampliar el volumen de carga. En el resto del habitáculo se notan los 15 cm. ganados a la generación anterior, pues las plazas tienen acomodo suficiente para cuatro personas de cualquier estatura, sobre todo delante, porque el parabrisas no está muy tendido y su parte alta no queda muy cerca de la cabeza. De materiales muy bien tratados, el aspecto del salpicadero es agradable y sus mandos se colocan bien distribuidos. Encontramos rápidamente la postura ideal gracias a que el asiento del conductor cuenta con amplias regulaciones, igual que el volante. También destaca la posición de la palanca de cambios, alta y a la mano.

En marcha nos dejamos agasajar por las virtudes del motor diesel de dos litros, que ahora se ha reformado para que, en esta variante, dé 10 CV más. Suave, elástico y muy ahorrativo, va tan bien que permite incluso una conducción deportiva porque sube muy bien de vueltas. Sería deseable la caja de cambios automática DSG de Volkswagen, que para esta potencia se configura con seis marchas con un sobreprecio de unos 1.900 euros, no obstante, el cambio manual es muy satisfactorio por tacto y desarrollos. Con esta combinación mecánica gasta una media de 4,6 litros por cada 100 km. (5 l. con el cambio DSG).

El Beetle Cabrio está disponible en varios acabados: ´Beetlemania´, ´Design´, ´Sport´, ´Karmann´ y ´R-Line´. De serie monta elementos como seis airbags, programador de velocidad, control de estabilidad, testigos de presión de neumáticos, climatizador doble, ordenador de viaje, sistema ´Star&Stop´, equipo de sonido con ocho altavoces y llantas de 17", entre otros. La lista se puede completar con el acceso y arranque sin llave, los faros de xenon dobles, el navegador, un sistema de sonido mejorado de la marca ´Fender´, o varios adornos para personalizar la carrocería.

El Volkswagen Beetle Cabrio 2.0 TDI de 150 CV cuesta desde 31.680 euros.