El Ciudad de Murcia cosechó ayer una meritoria victoria -la segunda en dos partidos de Liga y la tercera contando el de Copa en Lorca- en su desplazamiento a la capital de la Costa del Sol merced a un tanto de Ibán Espadas en la segunda parte que mantiene al conjunto rojillo en la zona alta de la tabla clasificatoria.

En el partido de ayer los locales mostraron una gran entrega y decisión, pero los rojillos demostraron que ya no son unos novatos en una categoría en la que empiezan a afianzarse y que supieron plantear mejor un partido destinado a utilizar bien la cabeza y los nervios y apostar por la efectividad en los metros finales como arma decisiva para volver a Murcia con los tres puntos en el maletero y un liderato compartido que sabe a gloria.

El Ciudad de Murcia no se encontraba cómodo sobre el césped del estadio de La Rosaleda en los primeros compases del encuentro. Antes al contrario, era el filial del Málaga el que comenzó llevando el control del partido y acercándose al área rojilla con cierto peligro.

El Ciudad, por su parte, sesteaba en exceso con el esférico, no tenía las ideas claras y pagaba el mayor énfasis de su rival con ocasiones que ponían en riesgo la igualdad en el marcador, máxima aspiración de los rojillos en el primer cuarto de hora de partido, puesto que no habían disparado a puerta en ninguna ocasión.

El Málaga B, por el contrario, ya dispuso de una ocasión a los 3 minutos de partido, cuando Juan Diego dejó el esférico a Boselli, aunque el disparo de éste tropezó en un defensa y se marchó a saque de esquina.

Primer amago

Fue cumplido el primer cuarto de hora cuando llegó por primera vez con claridad el Ciudad de Murcia al área malaguista. Fue Sergio Torres quien envió el balón por encima de la portería malagueña en un potente disparo.

El tándem malacitano formado por el argentino Boselli y el peruano Juan Diego dio mucho trabajo a la defensa rojilla, que tenía que multiplicarse sacando el trabajo al borde de su área.

Pero el Málaga B no cesó en su empeño y antes de cumplirse la media hora un disparo lejano de Rivero puso en aprietos a los murcianos al marcharse fuera por poco.

El Ciudad de Murcia, por su parte, intentaba ganar metros poco a poco, pero los delanteros rojillos estaban bien amarrados por la sobria defensa local. Ante esto, Luque lo intentó a balón parado en el minuto 29, pero el balón se marchó fuera, muy cerca del poste izquierdo de Javi Muñoz.

A los 33 minutos, ya con las fuerzas más equiparadas y los dos conjuntos metidos en el partido casi por igual, llegó la ocasión más clara del encuentro cuando Diego Castro envió un balón en profundidad a Juan Diego y el peruano disparó a puerta para que José Juan se luciera y despejara con los puños.

El filial del Málaga había metido el susto en el cuerpo de los visitantes, quienes ante la imposibilidad de entrar al área malaguista, optó por estrategias alternativas, como la de Gibanel, quien probó fortuna en el minuto 40 con un disparo endeble desde fuera del área que mansamente llegó a las manos del guardameta local.

Al descanso se llegó con el mismo resultado con el que había comenzado el encuentro, y en la reanudación el partido se parecía mucho a como había acabado: había aproximaciones para los dos equipos, que servían más para atemorizar que otra cosa, puesto que no llegaban a ser claras del todo. Eso sí, el Ciudad estaba mucho más metido en el partido que lo que había estado al comienzo del mismo.

El conjunto murciano golpeó primero en la reanudación, pues dispuso de una ocasión de Sergio Torres a los diez minutos de la reanudación, pero el disparo se marchó fuera tras pegar en el cuerpo de su compañero Rivero.

Y diez minutos más tarde sonaban todas las alarmas del histórico estadio de La Rosaleda cuando el Ciudad de Murcia lograba adelantarse en el marcador por medio de Ibán Espadas, quien logró llevarse un balón entre la defensa y el portero malaguista y consiguió establecer el 0-1.

Este tanto del ex jugador del Athletic fue un jarro de agua fría para los locales porque el Ciudad de Murcia apenas había llegado a portería, y a las primeras de cambio que sacó una ocasión la convirtió.

El Málaga B trató de buscar el empate a la desesperada, pero los jóvenes futbolistas malagueños fueron cortados por el centro de campo rojillo, que no dudaron en sujetar a su rival de cualquier forma, incluso a base de faltas.

Ya en los minutos finales, Abel Resino retiró al autor del gol, Ibán Espadas y dio entrada a Cuevas, un auténtico muro de contención para conservar el resultado.

Los compases finales del partido se vivieron con angustia en el banquillo visitante, puesto que el filial malaguista puso cerco a la puerta de José Juan. El Ciudad de Murcia trató de sacudirse la presión con un disparo de Piti-el último fichaje rojillo que ayer debutó en la Liga-, pero su derechazo se fue muy desviado.

El último susto