En el pleno del Congreso sí se escucharon críticas subidas de tono en boca del secretario general del PP, Ángel Acebes, quien acusó al Ejecutivo de envalentonar a los batasunos tras asegurar nuevamente la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que no se instará todavía a la ilegalización del Partido Comunista de las Tierras Vascas.

Rajoy debía preguntar a Zapatero en la sesión de control en el Congreso por las palabras en las que el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, se congratulaba de la resolución acerca de un hipotético diálogo con ETA. Pero el líder de la oposición prefirió dedicar su intervención a condenar el atentado perpetrado en Madrid y a ofrecer su apoyo a las fuerzas de seguridad y a los responsables del Gobierno para perseguir a los autores, recabar la colaboración internacional, ponerles a disposición de la Justicia, que paguen sus crímenes y asegurar la tranquilidad de los ciudadanos.

Zapatero recogió el guante lanzado por Rajoy y agradeció no sólo sus palabras, sino también el tono. El presidente del Gobierno aseguró que espera que Rajoy se habitúe a partir de ahora "más a compartir que a discrepar", como fue la postura del líder socialista cuando estaba en la oposición, porque sólo la máxima unidad democrática es garantía de la derrota de ETA.

Hasta aquí los puntos de acuerdo. Rajoy, sin profundizar en ellas, admitió "profundas discrepancias" con la política antiterrorista del Gobierno. Ambos confían en el Pacto Antiterrorista para acabar con ETA, y ambos aseguran que lo cumplen a pesar de los reproches cruzados. "En ese Pacto estará el PP con ustedes si quieren", le dijo Rajoy a Zapatero, que replicó que ese mismo acuerdo incluye la obligación de apoyar al Gobierno y no hacer política partidista con este asunto. "Sé que su deseo, como el mío, es el de ver el fin de ETA, y yo le convoco para hacerlo juntos, con toda la Cámara y todos los españoles", sentenció.

La unidad a la hora de condenar el último atentado de ETA también se vivió en la sesión de control al Gobierno en el Senado, en la que también estuvo Zapatero. El portavoz popular en la Cámara Alta, Pío García-Escudero, expresó el apoyo al Gobierno, lo que Zapatero también agradeció. Eso sí, el jefe del Ejecutivo no cambió ni un ápice sus planteamientos. En el Pleno aseguró que "el único destino de ETA es abandonar las armas y disolverse" y fuera de él insistió en que habrá diálogo con la banda terrorista sólo cuando la violencia sea cosa del pasado.

"ALTIBAJOS" EN LA UNIDAD

Zapatero admitió que la unidad democrática que propugna ha tenido "altibajos", momentos de "gran fortaleza" y otros de "cierta desunión", pero insistió en hacer todos los esfuerzos posibles para lograrla. Para ello, se remitió a la resolución aprobada en el Congreso, que exige la disolución de ETA para comenzar el diálogo y que éste no tenga precios políticos. "Es un cuerpo doctrinal democrático que puede y debe llevar a la victoria definitiva contra el terrorismo", sentenció.

A pesar del tono conciliador de Zapatero, y también de Rajoy, hubo cruces de declaraciones entre dirigentes de ambos bandos. El más intenso, en el Congreso. El número dos popular, Ángel Acebes, acusó al Gobierno de de incumplir la Ley de Partidos por no instar a la ilegalización del PCTV y también de envalentonar a los batasunos. La vicepresidenta De la Vega acusó a Acebes de hacer poco creíble el apoyo ofrecido por Rajoy apenas unos minutos antes. De la Vega replicó a Acebes que sigue utilizando el terrorismo de modo partidista y le recordó que no está dispuesta a "ejercer una acción que se sabe de antemano que está abocada al fracaso".

Hubo más dirigentes populares que mantuvieron duras críticas al Gobierno tras el atentado. Eduardo Zaplana, portavoz popular, aseguró que el coche bomba de Madrid demuestra que "dar oxígeno" a ETA "sirve para poco". La presidenta del PP vasco, María San Gil, aseguró que la banda terrorista "cada día se siente más envalentonada, más crecida, y en diez días hemos tenido siete bombas". San Gil también dijo que es "mérito" del PSOE la desunión y el desamparo de las víctimas del terrorismo.

Desde el Gobierno se pide rebajar el nivel de crispación. Así lo dijo el ministro del Interior, José Antonio Alonso, quien se mostró convencido de que la sociedad civil se verá "extraordinariamente favorecida si entre todos se rebaja el nivel de ruido". Por eso, pidió el fin de "especulaciones y conjeturas". El titular de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, cree que "el ruido y la confusión" no ayudan en la lucha antiterrorista y solicitó "serenidad y tranquilidad", además de no dar relevancia a "personajes" como el dirigente de Batasuna Pernando Barrena.