Cuando se inicia una nueva actividad en una etapa posterior a la juventud, consciente de que el tiempo pasado no se recupera, determinado tipo de personas, como puede ser Chipola, ponen en práctica un comentario atribuido a los contemporáneos de Lope de Vega, en referencia a su velocidad para escribir: "En horas veinticuatro, pasaron de las musas al teatro". Una especie de fiebre interior mueve a quien se encuentra en épocas tardías ante una nueva vocación y se dedica de lleno a su nuevo quehacer.

Si repasamos la breve, que no alocada, sino intensa labor como pintor de Joaquín García Abellán, director de una importante empresa de publicidad, con una plantilla numerosa y un importante volumen de trabajo, queda uno sorprendido por la violenta irrupción de Chipola en el campo de la pintura, el número de sus manifestaciones artísticas y su atención a Contraplano.

Aunque los números a veces entorpezcan una forma fluida de exposición, en este caso son absolutamente necesarios para darnos cuenta de la capacidad de trabajo de este nuevo aunque no joven pintor.

1ª exposición, año 2004. Del 2 al 15 de octubre expuso por primera vez en la galería Chys de Murcia, bajo el título: Desnudos, sueños y despertares. Primera sorpresa: una galería de las características de Chys, que en su larga historia ha exhibido obras de los mejores pintores, sea el ruedo en el que debute un nuevo pintor, totalmente desconocido. Sin embargo, lo que fue un riesgo calculado por parte de la galería de arte, se convirtió en éxito para el novel pintor.

Tuve la suerte de poder adquirir su Toilette con lámpara -acrílico sobre lino recio, 70x70-, por el que he tenido ofertas que superan ampliamente su precio de su adquisición; estoy seguro de que si Chipola -Dios no lo quiera- se muriera en plazo breve, dado lo reducido de su obra, habría doblado mis beneficios.

2ª exposición, año 2005. Del 4 al 21 de febrero, en el Aula de Cultura de la Fundación Cajamurcia, en calle de Cedaceros, Madrid, bajo el título: Chipola, desnudos y saltimbanquis. Después de debutar con caballos en la plaza de toros de La Condomina de Murcia, a los pocos meses, confirmó su alternativa en Las Ventas de Madrid. La crítica le fue favorable, y lo mismo que en la primera, al clausurarse esta exposición había vendido todos los cuadros expuestos, excepto aquellos que ya eran de propiedad particular.