Dos nuevos casos de violación convulsionan India. Rodeada de policía, la víctima de uno de ellos abandonaba este lunes los juzgados. Su presunto agresor es un miembro del gobierno local que seguía libre tras prestar declaración. Para que no quedase impune, ella no se lo pensó e intentó inmolarse frente a la residencia del jefe de gobierno del estado. Desde ese momento los investigadores federales se han hecho cargo del caso. Ella lo tiene claro: quiere que le condenen a la pena máxima.

Lo mismo que pide el padre de la pequeña Ashifa. La niña de ocho años desapareció en el bosque cuando iba a buscar unos ponis. Estos ocho hombres, entre ellos un policía, presuntamente la raptaron. Durante una semana la violaron sucesivamente. Luego la estrangularon y aplastaron su cabeza con una piedra. En las calles ahora se pide justicia: que se acabe con una de las mayores lacras que vive el país. Cada año se registran unos 40.000 casos de violación en India, según las estadísticas oficiales. Los observadores estiman no obstante que esa cifra es sólo una pequeña parte de los casos que por la fuerte cultura del silencio no son denunciados.