El padre de tres menores que supuestamente sufrieron abusos a manos del médico Larry Nassar, responsable del equipo de gimnasia de Estados Unidos, se ha abalanzado sobre él en un momento del juicio que se desarrolla en un tribunal de Michigan.

"Le pediría, como parte de la sentencia, que me dejase cinco minutos en un habitación cerrada con este demonio", ha solicitado Randall Margraves a la juez, poco después de que dos de sus hijas relatasen los abusos a los que fueron sometidas por parte de Nassar, que ya está condenado a 175 años de cárcel por otro juicio similar.

La juez, Janice Cunningham, ha respondido entonces a Margraves que, como él sabía, no podía acceder a dicha petición e incluso le ha recriminado que insultase durante la vista a Nassar. Margraves le ha pedido después sólo un minuto a solas y, tras una segunda negativa, se ha abalanzado sobre la mesa frente a la que estaba sentado el acusado con su defensa.

Los equipos de seguridad han logrado reducir a Margraves arrojándole al suelo y atándole las manos a la espalda, en un momento de tensión en el que el padre de las menores ha seguido cargando contra el médico, tal como muestran las imágenes difundidas por los medios norteamericanos.

La principal representante de la Fiscalía, Angela Povilaitis, visiblemente incómoda, se ha girado hacia las víctimas y sus familias y, si bien ha dicho entender la "frustración" de Margraves, ha instado a todos a mantener la calma. "Esto no ayuda a vuestras hijas", ha declarado.

La juez ha pedido perdón al reanudarse la sesión por los momentos de tensión vividos y, como Povilaitis, también ha apelado a la calma para que la justicia pudiese hacer su trabajo y responder a los "horribles" abusos cometidos por Nassar. "Si es difícil para mí hoy lo que vuestras hijas han dicho, no me quiero ni imaginar lo que supone para él", ha admitido, en alusión a Margraves.

Relatos del horror

Nassar, que ya cumplía una pena de 60 años de cárcel por pornografía infantil, fue sentenciado el 24 de enero a una pena de hasta 175 años durante un juicio en el que más de 150 de sus víctimas expusieron los abusos a los que les sometió quien en su día vigilaba la salud de las principales gimnastas del país.

La Fiscalía dijo al empezar ese juicio que 88 víctimas tomarían la palabra, pero a medida que fueron pasando testimonios, más mujeres decidieron dar un paso al frente para asegurarse de que Nassar pasaba el resto de su vida entre rejas. La tónica parece estar repitiéndose en este segundo proceso.

"Estaba segura de que no quería hacerlo, de que abriría viejas heridas a las que no quería enfrentarme", ha explicado a Reuters Annie Labrie, de 23 años, poco después de comparecer ante la juez.

Su amiga Bailey Lorencen también ha expuesto dudas similares, ya que inicialmente se planteó solo presentar una declaración escrita y se decidió a hablar "tras ver a otras chicas". "Veía cómo se bajaban del estrado, con un peso menos sobre sus hombros", ha dicho.