El Gobierno ecuatoriano ha recordado este miércoles al fundador de Wikileaks, Julian Assange que como asilado tiene la "obligación" de no realizar declaraciones que puedan perjudicar las relaciones internacionales de Ecuador, en relación a sus últimas y reiteradas declaraciones sobre el desafío independentista en Cataluña.

El Ministerio de Exteriores ecuatoriano se ha desmarcado en un comunicado del apoyo dado por Assange a la causa independentista y ha subrayado que tales declaraciones "no representan la posición del Estado ecuatoriano". En este sentido, ha reiterado su defensa del "respeto a la integridad territorial, soberanía e independencia de los Estados" y del derecho de todos los países de resolver sus diferencias "sin injerencias extranjeros".

Aunque Quito ha renovado su "compromiso" con el asilo concedido hace más de cinco años a Assange, que permanece refugiado en la Embajada ecuatoriana de Londres desde junio de 2012, también ha recordado al fundador de Wikileaks "su obligación de no realizar declaraciones o actividades que pudieran afectar las relaciones internacionales del Ecuador".

El Gobierno de Lenín Moreno ha subrayado la necesidad de preservar las relaciones con España, un país con el que Ecuador comparte "invariables lazos históricos y culturales" y "vínculos basados en el respeto mutuo, la amistad entre sus pueblos y la cooperación bilateral".

Según la nota del Ministerio, "el señor Assange se ha comprometido formalmente a observar una conducta que sea compatible con la voluntad del Estado ecuatoriano", algo que ya le había pedido públicamente en septiembre el presidente ecuatoriano.Quejas de España

El Gobierno español, por su parte, ha expresado en varias ocasiones a las autoridades ecuatorianas su preocupación por las actividades a favor del secesionismo catalán por parte del ciberactivista y ha pedido su ayuda para que no se reproduzcan.

Según fuentes diplomáticas consultadas por Europa Press, la última vez que se contactó con las autoridades ecuatorianas fue con motivo del encuentro entre Assange y el editor Oriol Soler, colaborador del expresidente catalán Carles Puigdemont, que se reunió con el fundador de Wikileaks el pasado 9 de noviembre.