La Comisión Europea (CE) decidió este martes abrir una investigación para analizar si Bélgica reaccionó tarde en el escándalo de los huevos contaminados con fipronil, un insecticida prohibido para uso alimentario en la Unión Europea (UE).

El asunto afecta por ahora a un total de siete países: Alemania, Bélgica, Holanda, Francia, Reino Unido, Suecia, Suiza.

"Hay una investigación en marcha para establecer con precisión cuándo lo supieron las autoridades belgas, así que por el momento no tenemos ninguna confirmación sobre si se infringieron las normas", indicó la portavoz comunitaria Mina Andreeva durante la rueda de prensa diaria de la CE.

El escándalo saltó a los medios a principios de este agosto pero que se remonta hasta junio, cuando la autoridad responsable de la seguridad alimentaria en Bélgica, la Afsca, detectó por primera vez la sustancia en partidas de huevos.

No fue, sin embargo, hasta el 20 de julio cuando Bélgica informó a las autoridades comunitarias a través del sistema de alerta rápida europeo (Rasff), que permite a los demás Estados miembros estar atentos e incluso reforzar los controles si lo estiman necesario.

Según los análisis publicados, fue la granja holandesa Chick Friends la que utilizó este tratamiento, pero fue Poultry Vision, una empresa belga de la provincia de Amberes, la que proporcionó la sustancia a Holanda.

La fiscalía de Amberes investiga ahora si esta empresa belga conocía el destino de su producto, ya que, aunque el fipronil es ilegal para uso alimentario, sí está permitida su comercialización y se utiliza, por ejemplo, para combatir plagas de ácaro rojo en perros y gatos.

Su licencia de venta en la UE tiene vigencia hasta finales del próximo septiembre, si bien fuentes comunitarias precisaron a Efe que es poco probable que se renueve el permiso dado que la CE no ha recibido ninguna solicitud para ello.

"El uso de fipronil, absolutamente prohibido"

"El uso de fipronil en granjas avícolas está absolutamente prohibido en la UE, y no hay excepciones a esto", subrayó la portavoz comunitaria Anna-Kaisa Itkonen.

En Holanda, el escándalo estalló hace ya una semana, cuando el Gobierno pidió a los consumidores que tiraran unas partidas de huevos concretas hasta nuevo aviso, porque los niveles detectados eran superiores a los considerados "de riesgo" para la salud humana (0,72 mg por kilo).

La empresa holandesa Chick Friends recibió el fipronil de la belga Poultry Vision y exportó huevos a Alemania, Suiza y a Suecia. Alemania, por su parte, notificó en el Rasff la venta de huevos contaminados a Francia y Reino Unido.

La alerta ha sembrado mucha confusión tanto en Bélgica como en Holanda, aunque por el momento la CE solo ha iniciado una acción específica contra Bélgica, con la apertura de una investigación.

Mientras, la Afsca belga ha tratado de tranquilizar a los consumidores, y ha asegurado que los niveles detectados en las granjas del país no han superado límites de riesgo, aunque 51 granjas permanecen bloqueadas.

El precio nacional de referencia para los huevos en Bélgica, fijado cada semana, subió hoy un 6,25%.

La crisis de la dioxina de 1999

El tema ha despertado el fantasma de la crisis de la dioxina de 1999, que costó al país unos 1.500 millones de euros y tuvo grandes consecuencias económicas y políticas en Bélgica, así como una gran alarma en otros países como España, pues el problema alimentario coincidió con otros como el de las "vacas locas".

En Holanda, con 200 granjas bloqueadas, se cifran ya en varios millones de euros las pérdidas para los avicultores, incluso para las destinadas a carne de pollo.

La autoridad holandesa de seguridad alimentaria (NVWA) inspecciona hoy la cría de pollos de engorde a fin de averiguar si se ve afectada por el escándalo, ante el temor de que Chick Friend distribuyera también a las cárnicas.