Al menos doce personas murieron y 39 resultaron heridas en los ataques terroristas perpetrados hoy contra el Parlamento iraní y el mausoleo del imán Ruholá Jomeiní en Teherán, según los servicios de emergencia.

Las fuerzas de seguridad iraníes lograron tras casi cinco horas controlar la situación en los dos lugares blanco de ataques, cuya autoría fue asumida por el grupo terrorista Estado Islámico (EI).

Aunque los servicios de emergencia no precisaron el ataque en el que perecieron las víctimas, los datos facilitados hasta el momento apuntan a que la mayor masacre fue cometida en el Parlamento.

En el mausoleo, los medios oficiales informaron de la muerte de un empleado del recinto y de que cuatro peregrinos habían sufrido heridas.

Los terroristas irrumpieron en ambos lugares con fusiles Kalashnikov, pistolas y explosivos, y en la asamblea llegaron a tomar varios rehenes.

Se calcula que al menos ocho terroristas participaron en los ataques, algunos de los cuales se inmolaron, otros fueron abatidos por la policía y otros acabaron detenidos.

Las operaciones de seguridad llevaron tiempo sobre todo en el Parlamento, situado en el centro de Teherán, debido al gran número de civiles atrapados y tomados como rehenes.

Primer atentado en Irán

El Estado Islámico ha reivindicado este doble atentado en Irán a través de un comunicado en Amaq y ha detallado que se han utilizado dos suicidas. El Ministerio de Inteligencia iraní ha precisado que los atacantes son miembros de dos células terroristas y ha revelado que han interceptado una tercera que también planeaba atentar en Teherán.

Se trata del primer atentado perpetrado por Estado Islámico en la nación persa. Hasta ahora, el grupo que dirige Abú Bakr al Baghdadi se había centrado en los países árabes, como Siria e Irak, donde combate directamente a las fuerzas de seguridad, y en los países europeos.

Lo cierto es que el Estado Islámico ha comenzado a difundir por sus canales habituales de propaganda materiales en farsi con la intención de aumentar su influencia sobre los suníes de Irán, que representan entre un cinco y un diez por ciento de una población de 80 millones de personas mayoritariamente chií.

El pasado marzo, la organización terrorista emitió un vídeo en farsi en el que instaba a la minoría suní a alzarse contra el régimen de los ayatolás. Después, publicó cuatro artículos en farsi en su revista 'Rumiyah', que significa 'Roma', en alusión a los profecías sobre la conquista musulmana de Occidente.

"Ya había publicado traducciones en farsi de artículos seleccionados pero esta parece ser la primera vez que lo hace en 'Rumiyah'", ha destacado Charlie Winter, investigador del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización y la Violencia Política (ICSR), citado por Radio Free Europe/Radio Liberty.

Para Winter, se trata de "una progresión lógica de lo que ya está pasando". El Estado Islámico cuenta con varios combatientes iraníes que, de acuerdo con Winter, habrían protagonizado atentados suicidas en Irak y Siria. "En nombre de Alá, soy Yasser, de Irán. Me he unido a Estado Islámico vía Telegram", dijo un joven en un reciente vídeo difundido en la provincia afgana de Nangarhar.

A pesar de los esfuerzos de Estado Islámico por reclutar insurgentes iraníes, de momento no habría tenido demasiado éxito. "El salafismo y la cultura persas son como el agua y el aceite, no se mezclan", ha explicado Alí Vaez, analista iraní del International Crisis Group. "Puede que haya descontento entre la comunidad suní, pero no es lo mismo que una revuelta interna", ha señalado.

Crisis regional

Estos sucesos tiene lugar en plena crisis entre los países del Golfo por la decisión de Arabia Saudí y sus aliados de romper relaciones con Qatar, a quien acusan de apoyar a grupos terroristas y favorecer la agenda política de Irán, potencia rival del reino suní.

La nación persa está implicada en los principales conflictos regionales. En la guerra civil de Siria lucha junto al Gobierno de Bashar al Assad, mientras que en Yemen favorece a los huthis, que desafían la autoridad del Gobierno de Abdo Rabbu Mansur Hadi, respaldado por Arabia Saudí.