El presidente de EEUU, Donald Trump, y su esposa, Melania, hicieron hoy una ofrenda floral en el Museo del Holocausto de Jerusalén, en honor a los seis millones de judíos muertos en la Segunda Guerra Mundial, donde el mandatario pidió que no se repita "nunca más".

"No hay palabras que puedan describir las horas más negras de la historia. Vidas preciosas de hombres, mujeres y niños que se extinguieron en un intento sistemático de eliminar la vida judía. Como dijo Elie Wiesel 'Debemos ser testigos', pues sólo si recordamos podemos evitar que la agonía se repita", señaló Trump.

El presidente, que calificó el Holocausto como el "mayor crimen contra Dios y sus hijos", transmitió su deseo de "honrar a todas y cada una de las vidas quitadas de una forma tan cruel" y destacó que "a través de la persecución, opresión y muerte, el pueblo judío ha florecido".

"Debemos ser testigos", porque "solo así podemos impedir que esta agonía se repita", manifestó, antes de pedir a Dios "la sabiduría y la valentía para elegir el buen camino" y que "bendiga a los sobrevivientes, al pueblo judío y al Estado de Israel".

Los Trump estuvieron acompañados por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su esposa, Sara; el rabino jefe del Consejo Yad Vashem y exrabino jefe ashkenazí de Israel, Meir Lau; y el director del museo, Avner Shalev.

Este entregó al presidente de EEUU como regalo una réplica exacta del álbum personal de Ester Goldstein, asesinada durante el genocidio cuando tenía 16 años y cuya hermana, Margot, participó en la recepción.

Netanyahu agradeció a Trump "su histórica visita", y el que haya sido el primer presidente de EEUU en visitar el Muro de las Lamentaciones.

"Recordamos el odio a los judíos. Rogamos para que ese odio nunca se repita de esa manera. Y la única manera de evitarlo es defendiéndonos", dijo, al agradecer el compromiso de Trump "con el principio de un Estado judío que se responsabilice de la seguridad del futuro judío", ya que tiene que enfrentarse a "demonios, bárbaros".

Trump, tocado con una kipá (solideo judío), participó junto a Melania, su hija Ivanka y su yerno, Jaled Kushner, en una sobria ceremonia en la Sala del Recuerdo, donde encendió una vela en honor de los seis millones de víctimas del Holocausto, sobre lápidas donde yacen cenizas halladas en los campos de exterminio.

Durante el emotivo evento, un cantor judío entonó El Maleh Rajamim (Dios lleno de compasión), una oración por las almas de los mártires.

"Si bien la visita del presiente a Israel es breve, ha elegido conmemorar a los seis millones de víctimas judías del Holocausto participando en una ceremonia de recuerdo", señaló el museo en un comunicado.

Esta nota disculpa aparentemente el hecho de que la Casa Blanca haya destinado solamente 15 minutos a esta visita, una decisión criticada en el país.

La Administración Trump ha sido criticada en varias ocasiones por haber hecho comentarios considerados insensibles respecto al Holocausto.

El rabino Lau aseguró que hay que concederle el beneficio de la duda: "Ha habido algunos asuntos al principio del camino. Hubo algunas declaraciones que no se deberían haber dicho y siento que se dijeran. Pero tenemos que darle crédito. Solo lleva en el cargo unos pocos meses", afirmó a los periodistas.