La decisión de Felipe de Edimburgo de abandonar la vida pública a partir del próximo otoño dejará nulas opciones de que vuelvan a salir a la luz pública alguna de las meteduras de pata que a lo largo de su vida ha protagonizado el marido de la reina Isabel II. Y es que el príncipe Felipe es conocido por su especial sentido del humor y por sus comentarios y bromas, a veces impertinentes. Repasamos algunas de sus meteduras de pata más sonadas:

Una de las más famosas es la que cometió en un viaje oficial a China en 1986 cuando dijo a un grupo de estudiantes británicos que estaba en la ciudad china de Xian en régimen de intercambio, que si seguían allí mucho tiempo, acabarían todos con los "ojos rasgados".

Otro 'patinazo' ocurrió cuando a un instructor de autoescuela en la localidad escocesa de Oban le preguntó: "¿Cómo consigue que los nativos se mantengan sobrios el tiempo necesario para pasar la prueba?".

En un discurso pronunciado en 1986 en una reunión del Fondo Mundial de la Naturaleza, dijo: "Si tiene cuatro patas y no es una silla, si tiene dos alas y vuela, pero no es un avión, y si nada, pero no es un submarino, los cantoneses seguro que se lo comen".

En diciembre de 2009, la familia de un cadete del ejército cuya visión resultó afectada en un atentado del IRA se quejó de que el duque de Edimburgo se había mofado del joven cuando se entrevistó con ellos en compañía de Isabel II. Cuando la Reina preguntó al muchacho cuánta visión le quedaba tras el atentado, su marido se entrometió y, según el periódico, respondió: "No mucha, a juzgar por la corbata que lleva".

A un estudiante británico que había estado haciendo "trekking" en Papúa Nueva Guinea, Felipe de Edimburgo le espetó: "¿Así que ha conseguido que no le devoraran allí?".

Y a un isleño de las Caimán le preguntó en 1994: "¿No descienden la mayoría de ustedes de piratas?".

Durante la recesión de 1981 comentó: "Todo el mundo decía antes que quería tener más tiempo para el ocio y ahora se quejan de que no tienen trabajo".

En 2012, durante una visita con la reina Isabel II a la Casa Museo Valentine Mansion, en el barrio londinense de Redbridge, coincidió con David Miller, un ciudadano de 60 años que se movía con una silla eléctrica debido a una minusvalía. Felipe de Edimburgo se acercó a él y le preguntó: "¿A cuántas personas ha atropellado usted esta mañana con esta cosa?".