El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, anunció este viernes sumarán al Gobierno no para defender sus ideas, sino las del magnate.

El senador Jeff Sessions fue propuesto como fiscal general de Estados Unidos y titular del Departamento de Justicia; el congresista Mike Pompeo fue nominado para dirigir la CIA y, finalmente, el general retirado Michael Flynn fue elegido como principal asesor de seguridad nacional.

Tanto la designación de Pompeo como la de Sessions necesitan ser ratificadas por el Senado, controlado por los republicanos, pero Flynn no la requiere ya que asumirá las funciones de asesor presidencial en materia de seguridad nacional.

Los nombramientos fueron dados a conocer a primera hora de hoy y cierran las numerosas versiones que han surgido en los últimos días sobre quién se haría cargo de esos puestos, en algunos casos, como en el de fiscal general, con varios posibles aspirantes.

El comunicado que da a conocer estos nombramientos destaca de Sessions su labor como fiscal del estado de Alabama y el papel que ha tenido como uno de los "asesores más confiables" en la campaña electoral que culminó el 8 de noviembre.

"Jeff ha sido un miembro muy respetado del Senado por veinte años (...). Es muy admirado por expertos legales y prácticamente todos los que lo conocen", afirmó Trump en la nota oficial.

Pero Sessions, que actualmente ocupa el puesto de vicepresidente del comité ejecutivo del equipo de transición y es uno de los habituales de las reuniones de la Torre Trump, arrastra un pasado de polémicas por comentarios racistas.

Un comité del Senado, controlado por republicanos, rechazó en 1986 la propuesta que hizo entonces el presidente Ronald Reagan para designarlo magistrado de un tribunal federal.

Los medios de comunicación estaban desempolvando hoy acusaciones que hizo a grupos de derechos civiles, incluyendo "antiestadounidenses" e "inspirados por el comunismo".

Ya en esa época, Sessions se disculpó sobre algunos de esos comentarios, y en 1997 fue elegido miembro del Senado por Alabama, un puesto que ha conservado hasta ahora y para el que fue reelegido en los últimos comicios.

Trump también propuso para dirigir la CIA al congresista Mike Pompeo, que destacó por sus ataques contra la demócrata Hillary Clinton en la investigación del Congreso por el ataque que en 2012 causó la muerte del embajador en Libia, Christopher Stevens.

Pompeo llegó a la Cámara de Representantes en 2010, como parte del llamado "Tea Party", un movimiento ultraconservador, y se ha convertido en uno de los principales críticos del acuerdo nuclear con Irán, una iniciativa que Trump ha prometido desconocer.

Hace sólo unas horas, Pompeo tuiteó un mensaje claro al respecto: "Estoy deseando revertir este desastroso acuerdo con el mayor patrocinador estatal del terrorismo del mundo".

El acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, firmado por EE.UU. y otras cinco naciones, está considerado como uno de los principales éxitos diplomáticos del presidente Barack Obama y sentó las bases para cerrar cualquier intento iraní de desarrollar armas atómicas.

Pompeo, graduado en la escuela de oficiales de West Point y en derecho por Harvard, "será un brillante e implacable líder para nuestra comunidad de inteligencia a fin de garantizar la seguridad de los estadounidenses y de nuestros aliados", afirmó Trump.

El tercer designado es el general retirado Flynn, que sirvió 33 años en las Fuerzas Armadas y ha ocupado labores de inteligencia en la Junta de Jefes de Estado Mayor o en las tropas destacadas en Irak y Afganistán.

Flynn ha destacado por sus críticas al aparato de inteligencia de Obama y, al igual que Trump, ha venido resaltando los peligros a los que se enfrenta Estados Unidos por el avance del extremismo radical.

"Estamos en una guerra mundial, pero muy pocos estadounidenses lo reconocen, y todavía menos saben cómo ganarla", escribió en un libro que publicó este verano.

En un contacto telefónico, dos portavoces del equipo de transición fueron consultados hoy sobre las ideas que tienen Pompeo o Flynn en algunos temas, incluida la tortura, pero restaron importancia a ese tema.

"Cualquier visión personal no importa mucho. Ellos están representando la visión del presidente", dijo uno de ellos, Sean Spicer.