La decisión de abandonar la UE tomada por los británicos sume a Europa en una zozobra en la que, contra el principio ignaciano, no tendrá más remedio que encadenar las mudanzas. Entre hundimientos de divisas y mercados, entre fortunas que se construyen en minutos y otras que en segundos reciben mordiscos de tiburón, se imponen algunas constataciones de urgencia.

1. La libra se ha hundido a su nivel más bajo en 30 años, preludiando una serie de ajustes drásticos que a corto plazo dejarán serias heridas. Quienes desde las filas del "Leave" predicaban un futuro mejor fuera de la UE tendrán que tomar medidas muy inteligentes y rápidas para que la evidencia de que afuera hace frío se les haga lo más llevadera a los británicos y al resto de los europeos, sacudidos por bajadas medias de un 10% en sus mercados.

2. España, con la economía prendida con alfileres, seis meses sin gobierno y, pasado mañana, sus segundas elecciones en medio año, no está en el mejor momento para capear temporales. A los españoles, sólo les queda confiar en que su impasible presidente en funciones esté ya tomando las disposiciones necesarias para aminorar el azote. El previsible recrudecimiento del temporal catalán no ayudará. Será un momento precioso para demostrar cuál es el alcance real de un "seny" que sentirá la excitación de ver como escoceses y norirlandeses exigen la posibilidad de pronunciarse sobre la posibilidad de seguir en la UE al margen del Reino Unido.

3. Pese a las toneladas de previsiones que se han escrito sobre lo que ocurriría en las instituciones de la UE al día siguiente del "Brexit", lo cierto es que todo son suposiciones. Lo único seguro es que el artículo 50 del Tratado de Lisboa prevé que el proceso formal de separación se concluya a los dos años de que Londres notifique su decisión de abandonar la Unión. Pero incluso ese plazo puede ser prorrogado por acuerdo entre las dos partes. Lo demás se tendrá que ir inventando sobre la marcha en un itinerario que puede durar hasta una década y en el que, al final, es previsible que lo esencial de las relaciones comerciales y financieras de las dos partes mantenga sus rasgos actuales.

4. En paralelo con el inicio del proceso de separación, la UE debería iniciar un profundo proceso de análisis para saber adónde quiere ir para que no se consumen las profecías que la dan por muerta. Ambos procesos cobrarán sin duda contornos algo más nítidos a partir del próximo Consejo Europeo, previsto para el próximo martes. La llamada de la ultraderecha francesa y holandesa a un "Frenxit" y un "Nexit" ilustra ya sobre las tensiones que los eurófobos desencadenarán en numerosos países. Los ultras, caldeados por la crisis, la xenofobia acentuada por la oleada de refugiados y la inseguridad derivada del terrorismo islámico, van a vivir horas de gloria en el continente durante las próximas semanas.

5. Cameron, muerto como político, dejará de ser primer ministro en otoño. Su abrupto final de reinado deberá ser recordado a todos los aspirantes a políticos como ilustración de los riesgos del cortoplacismo. La falta de estatura de sus dirigentes no es el menor de los males que asaltan a Europa.

6. Farage está feliz de haber logrado "el triunfo de la gente decente". Su felicidad se ve aumentada por la tranquilidad de saber que no es a él a quien corresponde la responsabilidad de adoptar ninguna de las duras medidas que se harán precisas en las próximas horas y días. Literalmente, disfruta la felicidad del irresponsable.