Sabido es que los estados fuertes y con política expansiva tienden a aumentar sus territorios en función de la debilidad relativa de sus vecinos. Así ha sido a lo largo de toda la historia y así se explican las grandes expansiones territoriales de quienes, a la larga, acaban conformando un imperio, como, por ejemplo, el de Roma.

Por esa misma ley histórica los estados han de mantener activos y capaces unos ejércitos que, como mínimo, disuadan a los vecinos poderosos y, en última instancia, garanticen la conservación del territorio. Por ello, nuestra Constitución asigna a las Fuerzas Armadas, entre otras misiones, la de defender la integridad territorial de España.

Aunque ya va quedando algo lejano en el tiempo, en la misma Europa hemos visto, a lo largo del siglo XX, moverse unas fronteras y aparecer y desaparecer otras, como el caso más reciente de la disolución de la antigua Yugoslavia. Y un poco más hacia el este, parece que Ucrania va a tener que resignarse a perder un parte de su territorio a manos de los pro rusos y a ver que su frontera real oriental se retraiga hacia el oeste.

Conquisto territorios€ o los compro

A lo largo de la historia, el medio más frecuente que ha proporcionado aumentos territoriales a los estados ha sido la guerra. Pero no ha sido el único. El 30 de marzo de 1867 los representantes de EEUU y Rusia llegaron al acuerdo por el que el primero compraba al segundo el territorio de Alaska.

En el siglo XIX, EE.UU. estaba en plena expansión porque tenía unos vecinos débiles: hacia el oeste, los indios nativos a los que, una vez y otra, los atacaba e imponía unos tratados de paz que los encerraba en 'reservas'; y, hacia el suroeste, el México recién independizado, que era muy débil y con muchos problemas internos como para proteger su extensa frontera norte de Texas, Nuevo México y las Californias.

Alaska en 1895.

Esta expansión de EEUU hacia el oeste se llevaba a cabo por las grandes energías internas de sus colonos, ganaderos, comerciantes, etc. que, procedentes de una enorme inmigración europea, iban en búsqueda de un futuro mejor.

Pero ¿qué argumento, qué legitimidad, esgrimían los EEUU para llevar a cabo 'La conquista del Oeste' y expandirse por aquellos territorios aparentemente infinitos? La razón estaba en la compra, en 1803, a la Francia de Napoleón Bonaparte de casi el tercio central de lo que acabaría siendo el territorio total de los EEUU. Ese extenso territorio había sido explorado por españoles que subían desde el sur -Nuevo México, Texas- y por franceses que descendían desde Canadá. También había algunos asentamientos importantes como Nueva Orleans -desde 1717-, entre otras localidades.

En realidad, ese título de propiedad se esgrimía ante las demás potencias europeas -España, Reino Unido- y los propios EEUU, y era autoproclamado ante la inferior consideración que se daba a los indios, habitantes naturales de esas llanuras. Estos pueblos indios carecían de las estructuras de un estado moderno que defendiera su soberanía porque estaban articulados en organizaciones tribales muy primitivas y tecnológicamente instaladas en una incipiente Edad del Hierro, gracias al comercio -y a las depredaciones- con los exploradores y colonos blancos. Eran los débiles y les tocaba perder.

Otra gran potencia, Rusia, también llevó a cabo una expansión territorial, en su caso hacia tierras situadas al este, más allá de los montes Urales, y habitadas por escasas y primitivas poblaciones: Siberia. La expansión alcanzó el confín asiático y, prolongando el impulso, los exploradores y comerciantes rusos pasaron a Norteamérica y empezaron a explotar los recursos de lo que hoy conocemos como Alaska, principalmente las pieles de nutria y de foca.

Posteriores exploraciones los llevaron a descender por la costa pacífica en la medida que no encontraban rivales que se les opusieran. Sin embargo, sí llamaron la atención de las autoridades españolas del Virreinato de Nueva España que llevaron a cabo navegaciones y construyeron asentamientos para frenar ese avance ruso que podía poner en peligro la seguridad de los territorios de California.

Una prueba de esa presencia defensiva española en esa zona durante el siglo XVIII son, además de los nombres dados a accidentes de la costa, radas, islas, montes, glaciares, ríos, etc., asentamientos como los de ´Cordova´ y Valdez -en la misma costa sur de Alaska-, el fuerte de San Miguel -al sur de la isla de Nutka, en la actual Yuquot, Vancouver, Canadá-, y otros muchos.

La contención rusa por parte española dejó de ser efectiva por la lejanía y costes de su sostenimiento y, tras la independencia de México -1821-, quedó en manos de los nuevos actores locales.

El fuerte español de San Miguel en Nootka. Año 1793.

Alaska, comprada a golpe de cheque

EEUU iba dando pasos para adquirir territorios vecinos. A la compra de las grandes llanuras a Napoleón en 1803, vino la adquisición de las Floridas españolas en 1819 -indefendibles a esas alturas de las independencias americanas-, la formación de la república de Texas en 1845 -incorporada después a la unión como un nuevo estado-, la ocupación del noroeste mexicano en 1848, etc.

Como otro más de los pasos, entró en negociaciones con una Rusia que había estirado demasiado sus brazos y ya no se veía capaz de sostener sus intereses territoriales y comerciales en Alaska. Tras apenas un mes de conversaciones, el 30 de marzo de 1867 las delegaciones fijaron el importe de la transacción en 7.200.000 dólares de entonces. Según algunos expertos, este importe equivaldría actualmente a 27 veces esa cifra: algo menos de 194,5 millones de dólares -casi 173,5 millones de €-.

El 9 de abril de 1867, el Senado de EEUU ratificó el tratado, pero la Cámara de Representantes demoró la aprobación del gasto hasta que, finalmente, el 1 de agosto de 1868 se estampó sobre el cheque el sello de 'Pagado'.

Pero la transferencia oficial de soberanía ya se había llevado a cabo el 18 de octubre de 1867 en una ceremonia militar realizada en la localidad de Sitka en la que se arrió la bandera rusa y se izó la estadounidense. Este día ha pasado a celebrarse como el Día de Alaska.

Sin embargo, no hace tanto que Alaska se integró como un nuevo estado dentro de los Estados Unidos de América, pues esta formalidad ocurrió hasta el año 1959. Mientras tanto, y desde 1912, sólo era considerado sólo un ´territorio´ de EEUU pero no un estado.

España también vendió territorios

Uno de los territorios descubiertos y explorados por los navegantes españoles -año 1526- e incorporados a la Corona -año 1528- fue el archipiélago formado por unas 1.000 islas y que fue bautizado -en 1686- como las Carolinas en honor del Rey Carlos II. Otro archipiélago de la zona fue el bautizado como las Marianas, en honor de la reina Mariana de Austria, madre del Rey. Ahora se integran en las actuales denominaciones de Micronesia, Palaos, Guam y Marianas del Norte.

Las islas españolas en Asia. Mapa de 1858.

Sin embargo, nunca se desarrolló una importante actividad comercial y casi no se llevó a cabo una ocupación total ni efectiva, lo que dio pie a que se instalaran comerciantes alemanes y británicos.

Tras la guerra de 1898 con EEUU y la pérdida de las islas Filipinas, en 1899, el Gobierno español, vistas las dificultades de sostener la soberanía y los propios intereses nacionales en la zona, vendió a Alemania estas islas por 25 millones de pesetas de entonces.

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