Abdulá Kurdi, el padre del niño ahogado cuya imagen se ha convertido en símbolo de la tragedia de los refugiados sirios, rechazó hoy una oferta de asilo de Canadá y pidió a la comunidad internacional que haga lo posible para evitar sufrimientos como el suyo.

"Quiero que el mundo entero nos escuche desde Turquía, donde hemos llegado escapando de la guerra. Tengo un gran sufrimiento. Hago esta declaración para evitar que otras personas tengan el mismo sufrimiento", dijo Kurdi a periodistas turcos delante del Instituto Forense de la ciudad de Mugla, en el suroeste de Turquía.

Relató que, tras la trágica muerte de su esposa y dos de sus hijos menores tras naufragar el bote en que la familia intentaba llegar a la isla griega de Kos, su hermana mayor, que vive en Canadá, fue entrevistada en la televisión en ese país, que luego le ofreció asilo.

"He recibido una oferta del Gobierno de Canadá. Era una oferta para que yo pueda ir allí. Pero, después de lo ocurrido, no quiero ir. Voy a llevarme los cuerpos primero a Suruç (ciudad turca en la frontera con Siria) y luego a Kobani (ciudad siria cercana). Pasaré el resto de mi vida allí", explicó.

Teema Kurdi, su hermana, había dicho que la familia de refugiados de la guerra en Siria quería llegar a Canadá, pero no pudieron obtener el visado cuando lo solicitaron en Turquía.

En Kobani, ciudad de mayoría siria del norte de Siria, murieron 16 miembros de la familia que combatían al grupo yihadista Estado Islámico (EI), según el relato de Abdulá Kurdi al diario Sol.

Ahora Kurdi quiere enterrar junto a ellos los cuerpos de sus dos hijos, de tres y cinco años, y el de su esposa.