Se llamaba Aylan Kurdi, tenía tres años y viajaba junto a su hermano, su madre y su padre rumbo a Europa, el destino que persiguen por los miles de refugiados sirios que huyen cada día de la guerra y la persecución yihadista en su país. La imagen de su cuerpo sin vida en la orilla de una playa turca se ha convertido en la fotografía que mejor define la tragedia de la crisis migratoria. Un drama que está removiendo las conciencias de millones de europeos, que reclaman en foros y redes sociales una mayor acción solidaria de sus gobiernos.

Aylan y su familia procedían de Kobane, un enclave sirio de mayoría kurda duramente atacado por el Estado Islámico en los últimos meses. Según los medios turcos, los cuatro miembros de la familia trataban de llegar a Alemania y establecerse allí. El diario canadiense ´National Post´ indica que los padres trataron de obtener asilo en Canadá por vínculos familiares, pero que esa posibilidad les fue denegada y tuvieron que arriesgarse a cruzar el Mediterráneo.

El único superviviente del hundimiento de la embarcación fue el padre, Abdullah, que ya ha expresado su deseo de regresar a Kobane para enterrar a su esposa y sus dos hijos. Mientras tanto, la imagen de la agencia Reuters, tomada por el fotógrafo, Nilufer Demir, se está convirtiendo en el documento gráfico que mejor está mostrando el alcance de un drama que no cesa.

"Escuché la noticia a las 5:00 horas de la mañana", ha contado Teema Kurdi, hermana de Abdulá y residente en Vancouver, citada por 'National Post'. Teema fue contactada por la esposa de uno de los hermanos de Abdulá. "Había recibido una llamada de Abdulá, y todo lo que dijo fue 'mi mujer y mis dos hijos están muertos'", ha relatado.

Abdulá, su mujer y sus dos hijos habían realizado una solicitud de asilo con apoyo privado ante las autoridades canadienses que fue rechazada en junio por complicaciones con las solicitudes desde Turquía, ha aclarado Teema.

"Yo estaba intentando patrocinarles, y mis amigos y mis vecinos me ayudaron con los depósitos bancarios, pero no pudimos conseguir sacarlos y por eso se subieron en un bote", ha precisado. "Yo incluso les pagaba el alquiler en Turquía, pero es horrible el modo en que tratan a los sirios allí", ha añadido.

La familia de Abdulá estaba entre los al menos doce refugiados, presuntamente sirios, que fallecieron intentando llegar a la isla griega de Kos después de que dos embarcaciones, en las que viajaban 23 personas, se hundieran tras partir por separado de la zona de Akyarlar, en la península de Bodrum, según un responsable naval.