Las autoridades rusas se han incautado de 407 toneladas de comida y han destruido 290 en cumplimiento de la orden que impide la importación de determinados alimentos de todos aquellos países que han impuesto sanciones contra dirigentes y entidades rusas por la guerra de Ucrania.

El embargo lleva más de un año en vigor, pero hasta ahora Rusia optaba por devolver los productos incumplidores a los países de origen. El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó la semana pasada un decreto que abrió la puerta a la destrucción inmediata, en un aparente intento de disuadir a quienes quieran saltarse el bloqueo.

La agencia estatal Rosselkhoznadzor, responsable de la vigilancia de estas importaciones, ha informado en un comunicado del balance del primer día del nuevo criterio: 407 toneladas interceptadas y 290 destruidas. Según Moscú, los productos han sido eliminados conforme a la ley y cumpliendo con la normativa medioambiental, informa la agencia Sputnik.

La televisión estatal ha difundido este jueves imágenes de maquinaria pesada aplastando la comida, para indignación de quienes consideran una inmoralidad destruir alimentos. Cientos de miles de personas han firmado en Internet para pedir a Putin que reparta la comida entre los más necesitados.