Hiroshima conmemoró hoy con un minuto de silencio el 70 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica por parte de EE.UU. contra esta ciudad nipona, en una ceremonia a la que asistieron representantes de un centenar de países, una cifra récord.

Miles de personas guardaron silencio en el Parque Memorial de la Paz a las 08.15 hora local (23.15 GMT del miércoles), la hora exacta en la que hace siete décadas un avión estadounidense arrojó la primera bomba nuclear de la historia a pocos metros de donde se celebró el acto.

Entre los asistentes estaban la embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, y la subsecretaria de Estado de EE.UU. para el control de armas y la seguridad internacional, Rose Gottemoeller, así como representantes de otras potencias nucleares como Reino Unido, Francia y Rusia, además de otras naciones.

Tras el minuto de silencio, el alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, pidió al primer ministro nipón, Shinzo Abe, y a otros líderes mundiales como el presidente de EE.UU., Barack Obama, que "trabajen incansablemente para lograr un mundo libre de armas nucleares".

En su discurso, Matsui afirmó que la cumbre de líderes del G7 que se celebra el año próximo en localidad costera de Shima (centro de Japón) supondrá "la oportunidad perfecta para ofrecer un mensaje conjunto sobre la abolición del armamento nuclear".

Además, invitó a Obama a "visitar una de las ciudades bombardeadas, escuchar con sus propios oídos a los 'hibakusha' (nombre que reciben en Japón los supervivientes de los ataques nucleares) y contemplar la realidad del armamento atómico".

En el mundo aún existen unas 15.000 armas nucleares, señaló Matsui, quien instó a la comunidad internacional a erradicar para 2020 estos artefactos "inhumanos y de maldad máxima".

El alcalde de Hiroshima también defendió el carácter pacifista de la Constitución japonesa, después de que el Gobierno central haya impulsado una controvertida reinterpretación de su Carta Magna para promover un papel más activo de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) a nivel global.

Japón "debe promover el camino hacia una paz verdadera en todo el mundo, a través del ejemplo que supone su Constitución", subrayó Matsui, hijo de un "hibakusha".

El primer ministro nipón, Shinzo Abe, instó hoy a la comunidad internacional a terminar con el armamento nuclear, durante la ceremonia.

"Hasta ahora no hemos podido llegar a un acuerdo en las reuniones contra la proliferación nuclear, pero en otoño de este año presentaremos una resolución en la Asamblea General de Naciones Unidas", afirmó Abe en su discurso durante la ceremonia.

"Japón, el primer país que sufrió un ataque nuclear de la historia, tiene la responsabilidad de actuar en este sentido", destacó el primer ministro nipón durante el acto, al que asistieron representantes de un centenar de naciones.

Entre los miles de asistentes había 100 delegaciones nacionales y de organismos internacionales, lo que suponen la mayor asistencia hasta la fecha por encima de las 74 representaciones de países que estuvieron presentes en 2010, cuando se celebró el 65 aniversario de la tragedia.

La bomba detonó con una intensidad de unos 16 kilotones a unos 600 metros de altura muy cerca de donde se levanta el parque donde tuvo lugar la ceremonia, y acabó de forma inmediata con la vida de unas 80.000 personas.

Pero este número aumentaría hacia finales de 1945, cuando el balance de muertos se elevaba a unos 140.000, y en los años posteriores las víctimas por la radiación sumaron muchas más.

Después del ataque sobre Hiroshima, EEUU lanzó una segunda bomba nuclear el 9 de agosto de 1945 sobre la ciudad de Nagasaki, lo que forzó la capitulación de Japón seis días después y puso fin a la II Guerra Mundial.

En marzo pasado, el número total de "hibakusha" que quedaban en Japón o residiendo en otros países ascendía a 183.519, prácticamente la mitad de los 372.264 que había en 1980, y su edad media superaba por primera vez los 80 años.