Milán registró hoy violentos enfrentamientos entre la Policía y decenas de antisistema que, infiltrados en una manifestación pacífica contra la Exposición Universal, causaron importantes daños materiales en la capital lombarda.

La ciudad italiana, que desde este viernes acoge la Exposición Universal, fue escenario desde primera hora de la tarde de una manifestación bajo el lema "Expo: deuda, cemento y precariedad", que transcurrió pacíficamente.

Sin embargo, tal y como se preveía, en la cola de la manifestación se encontraban integradas varias decenas de encapuchados seguidores del conocido como "Bloque Negro", una forma de reivindicación violenta surgida a finales de la década de 1980 y de ideología anticapitalista.

Al llegar a la vía Carducci se desató el enfrentamiento, ya que los antisistema comenzaron a arrojar piedras, botellas, petardos y todo tipo de objetos a los cientos de policías antidisturbios que los seguían de cerca. Estos en un principio respondieron con cañones de agua a presión, sin embargo, al intensificarse los ataques, procedieron al lanzamiento de gases lacrimógenos que acabaron dispersando la manifestación.

Fue entonces cuando Milán se convirtió en un improvisado campo de batalla en el que los antisistema, al parecer divididos en grupos, provocaron toda clase de destrozos en las calles de las zonas del centro y el norte de la ciudad.

Caos en el centro de la ciudad

Las televisiones difundieron imágenes de macetas y contenedores volcados, muros pintados con símbolos anarquistas, ventanas y escaparates reventados y varios coches envueltos en llamas, apagadas rápidamente por el Cuerpo de Bomberos.

Uno de los vehículos incendiados se encontraba aparcado frente al convento dominico de Santa María de las Gracias (en cuyo refectorio Leonardo Da Vinci pintó el fresco de "La última cena") y varios artefactos arrojados en el interior de varios edificios provocaron diversos incendios, uno de ellos en una sucursal de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL), que acabó calcinada.

Los manifestantes del "Bloque Negro" se aproximaron peligrosamente a la estación ferroviaria de Cadorna, en los aledaños del Castillo Sforza, pero los agentes lograron blindar sus accesos para garantizar la seguridad de los usuarios.

La lucha duró poco más de hora y media y, a su término, se pudo ver la imagen de una de las calles cubierta por un sinfín de prendas de vestir negras, de las que los antisistema se desprendieron para pasar desapercibidos y escapar.

Además pudieron verse las improvisadas armas que emplearon durante los enfrentamientos, como escudos, picos caseros o cócteles molotov.

Número indefinido de arrestos

En cuanto al número de detenciones, la Jefatura de Policía de Milán se limitó a afirmar que se produjeron algunos arrestos si bien aún no se ha especificado el número.

Tras la huida de los violentos, fueron los propios vecinos de los barrios afectados quienes salieron a la calle para limpiar y reparar en la medida de lo posible los cuantiosos desperfectos provocados.

El alcalde de la ciudad, Giuliano Pisapia, llamó a las fuerzas del orden a "aislar, identificar y castigar a estos delincuentes que están devastando la ciudad".

Las autoridades ya habían previsto este tipo de disturbios por lo que el Ministerio del Interior decidió aumentar el número de efectivos policiales en la ciudad, en la que actualmente superan los 4.500 agentes.

El centro de Milán, cortado al tráfico, se encontraba por la tarde blindado ante el estreno de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini, previsto esta noche en el Teatro de la Scala en un acto en el que participarán representantes del ámbito económico y político.