El fiscal de Marsella, Brice Robin, encargado del caso del siniestro del avión de Germanwings, ha declarado que el incidente es un caso de "homicidio involuntario" porque no cree que el copiloto Andreas Lubitz tuviera intención de matar a los pasajeros a la hora de estrellar el aparato.

"Estuvimos a punto de cambiar la calificación", ha hecho saber Robin al diario francés. Tal decisión no tuvo lugar por una cuestión de objeto e intención.

El acto de copiloto se debió a un "deseo espontáneo de destruir el avión". Para que el caso hubiera sido considerado asesinato, "debía haber sido consciente de que quería matar", explicó Robin.