Los escoceses rechazaron por un amplio margen de diez puntos, mayor al esperado, la oferta independentista que votaron este jueves en referéndum con una participación récord de casi el 85 %.

Según el recuento oficial dado a conocer hoy, un 55 % de los residentes en esta región británica marcaron con un "no" la papeleta en la que se les preguntaba si Escocia debería ser un país independiente, mientras otro 45 % rellenó el "sí".

El rechazo a la independencia se ha impuesto en el referéndum celebrado este jueves en Escocia con un 55,3 por ciento de los votos, frente al 44,7 por ciento obtenido por los partidarios de la secesión, con el 100 por cien de los votos escrutados.

El rechazo a la separación consiguió un total de 2.001.926 votos frente a 1.617.989 del "sí".La participación se ha situado en el 84,6 por ciento de los votantes que se han registrado para ejercer su derecho al sufragio.

Con el 100 por ciento de los sufragios de las 32 circunscripciones escrutados, el 'no' a la independencia ha ganado la consulta con una diferencia de 383.937 votos, según los datos facilitados por el organismo electoral escocés.

La victoria de los unionistas, bastante más abultada de lo que pronosticaban los sondeos, llevó alivio al Gobierno del conservador David Cameron y decepción al ejecutivo autónomo escocés de Alex Salmond, promotor de una consulta que podría haber puesto fin a una historia común de más de 300 años.

Ambos políticos acordaron en octubre de 2012 que se celebraría este inédito referéndum y ahora iniciarán un proceso de negociaciones para llevar a cabo la transferencia de poderes a Escocia prometida por Westminster.

Estaban convocados a las urnas casi 4,3 millones de residentes en Escocia mayores de los 16 años. Fue la primera vez que los adolescentes de 16 y 17 años pudieron votar.

Durante la larga noche electoral, en la que el escrutinio del primer distrito escocés fue dado a conocer tres horas y media después del cierre de las urnas a las 21.00 GMT del jueves, los primeros resultados ya apuntaban a la victoria del "no" y pronto se vio que el avance era imparable.

Poco antes de las 04.00 GMT de hoy, el anuncio de la victoria del "sí" en Glasgow, pero con un margen insuficiente y una participación más baja de la media (75 %), dejó claro que se impondrían los unionistas, lo que finalmente hicieron con casi 400.000 votos de diferencia.

Aún así, Salmond se mostró muy satisfecho por "los 1,6 millones de votos a favor de la independencia" y pidió a los tres grandes partidos del Reino Unido -conservadores, laboristas y liberaldemócratas- que cumplan sus promesas de conceder más autonomía a la región.

Acto seguido, Cameron hizo una solemne declaración en la puerta de su residencia de Downing Street, en Londres, donde aseguró que cumplirá en su "totalidad" con la promesa de entregar más autonomía a Escocia tras ser rechazada la opción separatista.

Edimburgo, la segunda ciudad más votada después de Glasgow, ha sido uno de los principales feudos de los unionistas al respaldar con un 61,1 por ciento el 'no' a la independencia con una participación del 84,4 por ciento, según la cadena británica BBC.

Por su parte, la población de Glasgow se ha decantado por la secesión de Reino Unido, al optar por el 'sí' el 53 por ciento de sus votantes y un 75 por ciento de participación.

La participación histórica del 86 por ciento registrada en el referéndum sobre la independencia de Escocia de ayer confirma el acierto de las expectativas generadas ante la cita.

El récord de personas inscritas para responder en las urnas a la pregunta "¿Debería Escocia ser un país independiente?", un 97 por ciento de los mayores de 16 años que tenían derecho a voto, anticipaba ya una participación histórica que las colas registradas en los 2.608 colegios no han hecho más que confirmar.

El porcentaje establece un nuevo récord, al superar al vigente hasta ahora, de 1951, cuando Escocia registró una participación del 81,2 por ciento.

Los expertos habían asumido que si era alta el 18 de septiembre, el 'sí' se vería favorecido, porque las encuestas revelaban que la apuesta por la separación era desproporcionadamente elevada entre las clases bajas, consideradas menos inclinadas a votar.