Ucrania pondrá en marcha el plan de paz para el sureste del país y declarará un alto de fuego temporal cuando logre restablecer el control total de la frontera con Rusia, ahora parcialmente en manos de los separatistas prorrusos, anunció hoy el presidente ucraniano, Petró Poroshenko.

"Tenemos la determinación de restablecer la seguridad en la frontera estatal esta misma semana. Lo digo sinceramente: es el único impedimento para declarar el alto el fuego", dijo Poroshenko al abrir la sesión del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania.

El líder ucraniano presumió de la firmeza de las fuerzas gubernamentales a pesar de que las noticias que llegan desde la zona de los combates cerca de la frontera indican que será complicado cumplir con el plazo estimado por el presidente.

Aunque el líder de la autoproclamada república popular de Lugansk, Valeri Bólotov, ha reconocido que el ejército trata de aislar a sus combatientes y cortarles todo acceso a la frontera, los prorrusos defienden con determinación los casi 200 kilómetros de la línea fronteriza que controlan.

"En la última semana hemos conseguido cambios decisivos en la frontera (ruso-ucraniana). Se ha recuperado el control sobre más de 250 kilómetros", afirmó sin embargo Poroshenko.

El líder ucraniano adelantó, por otro lado, que el cese de las hostilidades para negociar será limitado en el tiempo.

"Sería irresponsable entrar en un proceso negociador prolongado, porque no necesitamos negociar por negociar", recalcó Poroshenko sin precisar si su Gobierno está dispuesto a negociar con los separatistas, algo que siempre negó de manera categórica a los líderes de la rebelión prorrusa y sus partidarios, tachados de terroristas en Kiev.

Tras el restablecimiento del control de la frontera con Rusia, el mandatario ucraniano prevé abrir un proceso de desarme de los rebeldes "al que seguirá una amnistía para aquellas personas que no han cometido delitos graves", explicó a los miembros del Consejo de Seguridad Nacional.

Ucrania considera vital cerrar la frontera con la vecina Rusia antes de emprender cualquier otro paso para la pacificación de Donetsk y Lugansk, ya que según Kiev del país vecino ha llegado la mitad de los hasta 20.000 combatientes prorrusos que se enfrentan a las fuerzas ucranianas.

"Hay entre 15.000 y 20.000 combatientes (rebeldes)". Cerca de la mitad de estos guerrilleros llegaron a Ucrania desde la Federación Rusa. Entre ellos hay los así llamados guerrilleros chechenes y fuerzas de elite del Ejército de Rusia", dijo el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Andréi Parubi.

Criticado por muchos por la aparente inoperancia de las fuerzas ucranianas en sus campaña militar en el sureste, Parubi denunció "una ocupación militar de facto (...) del ejercito ruso, que arma a los milicianos y los envía al este de nuestro país".

El jefe del Consejo de Seguridad Nacional, cuya dimisión ha exigido ayer el Maidán de Kiev (movimiento popular que derrocó a Víktor Yanukóvich), intentó justificar la lentitud en el avance de las tropas ucranianas con su deseo de "no permitir que haya muertes entre la población civil".

Mientras el presidente y el Gobierno descartan la declaración de la ley marcial y parecen incluso apostar por un alto el fuego, otros como el partido Batkivshina, principal fuerza política que sustenta el pacto que gobierna el país, opina lo contrario.

"Creemos que la declaración de la ley marcial en las regiones de Donetsk y Luganks (...) puede permitirnos defender realmente los derechos y las libertades de nuestros ciudadanos, por un lado, y por otro, incrementar la actividad de las Fuerzas Armadas", dijo el jefe del grupo parlamentario de Batkivshina, Serguéi Sóbolev.

La declaración del estado de excepción también fue lanzada ayer desde el escenario del Maidán, en la plaza de la Independencia de Kiev, y aplaudida por miles de manifestantes que acudieron al lugar más simbólico de la revuelta contra Yanukóvich.

Miles de personas exigieron a Poroshenko mano dura con los rebeldes prorusos y también con los responsables de la operación militar lanzada contra los insurgentes.

La muerte de 49 soldados ucranianos en Lugansk a manos de los separatistas prorrusos ha reactivado las demandas del Maidán para que los responsables de la inoperancia demostrada por las fuerzas ucranianas sean destituidos y sus responsabilidades depuradas.

En la lista negra del Maidán están los ministros de Interior y Defensa, los jefes de los servicios secretos y la Guardia de Fronteras, además del propio Parubi, todos ellos miembros del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa.