Los primeros dos reos de los más de 350 que murieron en el incendio en la Granja Penal de Comayagua, en el centro de Honduras, fueron enterrados hoy por sus familiares, mientras siguen llegando más forenses extranjeros para ayudar a identificar los cadáveres.

Hasta el momento han sido identificados veinte cadáveres, de los que quince han sido entregados a sus familiares, mientras continúan las tareas de identificación en las salas de Medicina Forense del Ministerio Público, en cuyos alrededores esperan centenares de familiares de los reos.

Uno de los sepultados en el cementerio Tierra Santa, en Tegucigalpa, en un ataúd donado por el Gobierno, fue Marvin Javier Castro, que llevaba un año y medio en prisión acusado de tenencia ilegal de armas, dijo a Efe un hermano suyo.

Poco antes del sepelio de Marvin Javier, que deja esposa y un hijo de 7 años, otro de los reos heridos, Nery Gómez, murió en el Hospital Escuela de Tegucigalpa, según informó una fuente médica, con lo que aumentaron a 356 las víctimas de la tragedia.

El segundo reo sepultado hoy por sus familiares en la capital hondureña fue Marcos Vinicio Suazo.

El Ministerio Público ha registrado hasta hoy 355 reos muertos y una mujer que había ido a visitar a un pariente en el presidio.

Mientras muchos familiares esperan angustiados que les llamen por un altavoz para entregarles el cadáver de sus parientes, otros buscan información en la Granja Penal, a 80 kilómetros al norte de Tegucigalpa, donde hoy está prevista la llegada de un equipo de expertos de EEUU para ayudar a investigar las causas de la tragedia.

Los trabajos de identificación de los cadáveres están a cargo de forenses hondureños, que desde el jueves reciben apoyo de colegas chilenos, mexicanos y salvadoreños, mientras se espera la llegada de equipos de guatemaltecos y peruanos, informó a Efe una fuente del Ministerio Público.

Cuando ocurrió el siniestro, a medianoche del pasado martes, las autoridades del centro penal tenían registradas 852 personas en el interior de la granja.

El centro de Prevención Tratamiento y Rehabilitación de Víctimas de la Tortura (CPTRT), que dirige el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) Juan Almendáres, lamentó hoy la tragedia de ese penal y se preguntó cuántos prisioneros tendrán que morir para que se preste atención a las cárceles.

"Lo ocurrido en la Granja Penal es producto de la negligencia histórica del Estado, el abandono en que permanecen los privados de libertad de los diferentes centros penales del país y una muestra del desprecio por la vida en una sociedad inmersa en un clima de violencia", indicó el CPTRT en un comunicado.

Agregó que hay que preguntarse si esto ha ocurrido en la Granja Penal de Comayagua, considerada una de las mejores cárceles del país, "cuál será la situación de las demás cárceles de Honduras".

El organismo privado señaló que por testimonios y denuncias que ha recibido, en el incendio "hubo negligencia a la hora de responder al momento de la tragedia" y que "los prisioneros murieron sin poder salir de sus celdas", como en efecto ocurrió con la mayoría.

El sistema penitenciario de Honduras, compuesto por 24 cárceles, más una recién inaugurada, de máxima seguridad y única en su tipo en el país, está colapsado desde hace varios años, pero el tema solamente se retoma cuando ocurren grandes tragedias, como las ocurridas en 2003 y en 2004, que juntas dejaron 176 muertos.