Los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN han aprobado este viernes en Lisboa el nuevo concepto estratégico que guiará la acción de la organización en la próxima década y que incorpora las lecciones aprendidas en las operaciones en Afganistán y Balcanes Occidentales, que han demostrado que para gestionar una crisis no basta con una respuesta militar, sino que se precisa un enfoque global, que incluya también una estrategia política para la reconstrucción civil y el desarrollo.

En rueda de prensa para presentar el documento, el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, ha afirmado que el nuevo concepto estratégico "no es sólo una declaración de principios ni un compendio de aspiraciones", sino que se trata de un "plan de acción" que establece claramente los "pasos" que dará la organización a partir de "mañana" mismo.

Este plan de acción marca un nuevo modo de enfrentarse a la gestión de las crisis, con el que la Alianza quiere comprometerse activamente con otros actores internacionales "antes, durante y después" del conflicto para promover "la colaboración en el análisis, la planificación y la puesta en marcha de las actividades sobre el terreno", con el objetivo de "maximizar la coherencia y la eficacia de la acción internacional conjunta".

Pero además de la pretensión de una mejor coordinación con organizaciones no militares, la OTAN quiere ir más allá y pretende crear, aprovechando "las lecciones de las operaciones" pasadas, una estructura civil de gestión de crisis "apropiada aunque modesta" para que pueda interactuar "más eficazmente" con los socios civiles. La Alianza quiere además que esta capacidad sirva para la planificación, puesta en marcha y coordinación de actividades civiles hasta que se reúnan las condiciones para la transferencia de las responsabilidades a otros actores.

En el marco de este nuevo enfoque, también se pondrá en marcha la identificación y formación de "especialistas civiles" de los Estados miembros, que puedan ponerse a disposición de la organización de manera rápida si fuera necesario en misiones precisas y que estarán preparados para trabajar junto a los militares de la OTAN y los actores civiles de terceros países.

El documento se compromete con el objetivo de construir un mundo libre de armas nucleares pero aclara que "mientras haya armas nucleares en el mundo, la OTAN debe seguir siendo una alianza nuclear".

A pesar de que la Alianza no considera "a ningún país como su adversario" explica que la "disuasión" sigue siendo un elemento "central" de su principal responsabilidad, que es "proteger y defender" los territorios y poblaciones de los 28 Estados miembros.

La OTAN ejercerá esta disuasión con una mezcla de capacidades nucleares y convencionales, señala el nuevo concepto estratégico. Las capacidades nucleares estratégicas de la Alianza, en particular las de EEUU, constituyen la "garantía suprema" para la seguridad de los aliados, así como las capacidades estratégicas nucleares "independientes" de Reino Unido y Francia, que había insistido precisamente en que se dejara clara su independencia en materia de disuasión nuclear.

Para asegurar la capacidad de disuasión y defensa de la Alianza, ésta desarrollará los mecanismos contra eventuales ataques con misiles balísticos y buscará "activamente" la cooperación con Rusia y con otros socios euroatlánticos en el sistema de defensa antimisiles, que abordarán con más detalle los líderes aliados en la cena de este viernes.

Rasmussen ha precisado que el sistema de defensa antimisiles busca proteger al espacio euroatlántico de cualquier amenaza proveniente de aquellos países que tienen o están adquiriendo este tipo de misiles y que cifró en más de 30 países, algunos de los cuales podrían alcanzar la zona euroatlántica.

En respuesta a los nuevos desafíos del siglo XXI, la OTAN desarrollará su capacidad para defenderse de la amenaza que constituyen las armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares de destrucción masiva, así como los ataques cibernéticos.

DEFENSA COLECTIVA, GESTION DE CRISIS Y COOPERACION

El objetivo "fundamental e inmutable" de la OTAN, según su nuevo Concepto Estratégico, continúa siendo la salvaguarda de todos sus miembros por medios políticos y militares. Para garantizar esta seguridad, identifica tres tareas fundamentales: la defensa colectiva, que garantiza la "asistencia mutua" en caso de ataque y que contempla medidas de "disuasión" contra "toda amenaza de agresión"; la gestión de las crisis que puedan degenerar en conflictos, y la seguridad cooperativa, que incluye la asociación con otros países y asociaciones internacionales.

El documento precisa que las crisis y los conflictos "más allá de las fronteras de la OTAN pueden constituir una amenaza directa para la seguridad del territorio y de las poblaciones de los países de la Alianza", por lo que se comprometerá, "cuando sea posible y necesario", para "prevenir o gestionar una crisis, estabilizar una situación postconflicto o ayudar a la reconstrucción".

En concreto, el documento subraya que la seguridad de la Alianza puede verse amenazada por el extremismo, el terrorismo o actividades trasnacionales ilícitas, como los tráficos de armas, drogas y seres humanos.

Además de este nuevo enfoque, que no se tenía en cuenta de esto modo en el Concepto elaborado en 1999, la nueva estrategia incluye entre las amenazas a las que deberá hacer frente, junto a la proliferación nuclear, el terrorismo, los ciberataques, las perturbaciones en las vías de comunicación y aprovisionamiento energético y las crisis de origen natural.

ASOCIACIONES CON LA ONU, LA UE Y RUSIA

Los Veintiocho están de acuerdo en que la seguridad euroatlántica está mejor garantizada en el marco de una amplia red de relaciones de asociación con países y organizaciones de todo el mundo, ya que pueden contribuir de manera concreta al "fortalecimiento de la seguridad internacional, la defensa de los valores sobre los que se funda la Alianza, las operaciones de la OTAN y la preparación de países interesados en una adhesión".

En concreto, el documento habla de tres asociaciones: con la ONU, la UE y Rusia. Además, también establece un compromiso con la cooperación con todos los países del Mediterráneo, un objetivo especialmente defendido por el Gobierno español, y se compromete a desarrollar el diálogo con esta región en los próximos años.

Con Naciones Unidas, la Alianza buscará profundizar en el diálogo político y la cooperación práctica, mientras que, en relación con la UE, considera que ambas organizaciones deben "desempeñar papeles complementarios y reforzarse mutuamente, en apoyo de la paz y de la seguridad internacional". Los Veintiocho se compromete, en esta asociación, a crear las condiciones más favorables para mejorar la cooperación y ampliar las consultas de carácter político.

La relación con Rusia, que se examinará mañana en el Consejo OTAN-Rusia, es considerada de una importancia estratégica, ya que contribuye a la creación de un espacio común de paz, de estabilidad y de seguridad. "La OTAN no representa ninguna amenaza para Rusia", asegura el documento, que se compromete a reforzar la comunicación política en asuntos de interés mutuo, como la defensa antimisil y la lucha contra el terrorismo, la piratería y el narcotráfico.