El hasta hoy primer ministro belga Herman Van Rompuy es un político moderado, discreto y experto en lograr compromisos imposibles en un país tradicionalmente sumido en periódicos enfrentamientos entre las comunidades flamenca y valona. Su nombramiento como presidente permanente de la Unión Europea amenaza pues con abrir una nueva crisis en el siempre frágil equilibrio político belga.

Defensor de un presidente de la UE que no altere el "equilibrio" institucional de la Unión y proporcione "estabilidad" al Consejo Europeo, Van Rompuy sorprendió durante una rueda de prensa junto al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y al primer ministro húngaro, Gordon Bajnai, como escritor de 'haikus', poemas cortos japoneses a los que es aficionado.

Sus detractores le reprochan, en cambio, ausencia de notoriedad en la escena internacional, falta de carisma, su tendencia federalista y su oposición a la entrada de Turquía en el club comunitario, idea que defendió en un discurso pronunciado en 2004. "Turquía no forma parte de Europa y nunca lo hará", dijo entonces.

Este democristiano de 62 años es licenciado en ciencias económicas, formó parte del Gobierno de Jean Luc Dehaene a partir de 1993 como viceprimer ministro y titular de Presupuesto, cargos que mantuvo hasta 1999, fecha en la que su partido, el Cristiano Democráta Flamenco (CVP), pasa a la oposición por primera vez en 50 años.

En agosto de 2007, el Rey Alberto II le pone al frente de una misión de exploración para buscar una solución a la crisis de Gobierno que vive el país tras las elecciones de junio de ese mismo año. Y tres meses más tarde le encarga adoptar iniciativas para poner en marcha un diálogo intercomunitario.

Van Rompuy volvió a tener protagonismo cuando la justicia belga acusó al entonces primer ministro Yves Leterme de presionar a los jueces para que no frenaran la operación de venta del banco Fortis, escándalo que provocó la caída del Gobierno federal.

El nombre de Van Rompuy surgió como el único capaz de suscitar el consenso de todos para convertirse en nuevo primer ministro, cargo al que accedió en diciembre de 2008 y en el que ha dado al país la estabilidad que no había tenido en más de año y medio de desorden gubernamental.