Hoy por hoy en pleno debate sobre la excesiva delgadez de actrices y modelos, se ponen también en el punto de mira los miembros de las familias reales europeas. Muchas de ellas han sufrido un gran cambio físico y la mayoría de ellas lucen un aspecto que para muchos es preocupantemente delgado. ¿Exigencias del guión o estrés?

Victoria de Suecia fue la primera princesa en reconocer que padecía un desorden alimenticio en 1997 y tuvo que ser ingresada en una clínica de rehabilitación. Sin embargo gracias a la ayuda de su entorno consiguió dejar atrás esta grave enfermedad y en la actualidad luce un aspecto sano y muy saludable.

Sin embargo, otras personalidades de la realeza como la Duquesa Catalina o la propia Doña Letizia lucen sendos cuerpos demasiado delgados y sobre ellas no paran de planear rumores sobre los motivos de su excesiva flaqueza.

La Princesa de Asturias, a pesar de haber demostrado que ella es de constitución delgada, preocupa a más de uno por haber bajado de peso de una manera alarmante durante los últimos años y en muchas de sus apariciones se ha comentado que la Doña Letizicia debería engordar.

La Princesa Catalina también está en el punto de mira por su repentina pérdida de peso. A lo largo de los meses previos a su boda, Catalina comenzó a adelgazar y mientras unos incluso se aventuraron en afirmar que la Princesa había recurrido a la Dieta Dukan para moldear su cuerpo, otros comentaban que era culpa del estrés propio de los nervios previos a un enlace.

Rania de Jordania o la prometida del Príncipe Carlos, Charlene Wittstock también son dos claros ejemplos de miembros de la realeza que han sufrido un gran cambio.

En pleno debate sobre el excesivo culto al cuerpo y con la sombra acechante de los problemas nutricionales, muchas princesas se pasean luciendo tipos demasiado delgados.