En esta frase se puede reducir la caída del Olimpo a los infiernos experimentada por el sistema financiero español en dos años, aunque yo diría que en mucho menos ya estaba esto visto que iba a ser así.

Tras la serie de auditorías realizadas por Deloitte en 2011 que avalaban que la unión de hecho Caja Madrid y Bancaja más diferentes satélites, resulta que en menos de 9 meses, un mal parto es lo que hemos visto que es lo que fue. Pero seamos realistas, cualquier ciego hubiese visto que esto se trataba de una ‘patada a seguir’ y ‘que los problemas de hoy, esperemos que mañana no sean tales y se solucionen por si solos’.

La cosa carecería de importancia si no fuese que hace 9 meses más de 4.400 millones de euros de dinero público, de ese ‘que no es de nadie’, le fue inyectado a esta falsa unión, y ahora parece que no contentos con eso, serán necesarios 10.000 millones más. Ni un perdón ni una disculpa y menos un ‘mea culpa’ sale de la boca de los dirigentes de estas y de otras entidades, es más, no solo no se produce esto sino que aún encima son ‘premiados’ por su deficiente gestión de años en algunos casos, con sonados finiquitos, indemnizaciones y prejubilaciones.

Y mientras los clientes a los que se les ‘colocaron’ participaciones preferentes (de las cuales las entidades no van a pagar la rentabilidad ofrecida), obligaciones convertibles, cédulas hipotecarias y demás artilugios financieros manifiestan su malestar por haber sido timados, a sus timadores se les premia con ayuda pública de dinero de todos y pre y jubilaciones doradas. Eso sí, que los clientes de las entidades rescatadas no retiren depósitos de ellas porque no corren ningún tipo de riesgo.

¿En qué se basan para afirmar esto? Cualquiera en su sano juicio no estaría dispuesto a dejar su dinero en una entidad que sabe que ha recibido ayuda porque hasta la fecha no ha funcionado bien. Es como si un restaurante ha provocado entre sus clientes un brote de salmonela por huevos en mal estado y antes de recuperarse un cliente afectado va corriendo a pedir una tapa de tortilla. Podrá volver al restaurante o continuar yendo a él, pero una administración deberá certificar que es saludable el ir a este restaurante. ¿Qué hace el Ministerio de Economía para afirmar que los depósitos de los clientes de las entidades intervenidas están garantizados? Se limitan a decir que están garantizados, pero ¿con qué?

El FDG (Fondo de Garantía de Depósitos) destinado a esto, tenía más de 12.000 millones de euros hace un año y hoy no tiene ni 2.500 millones. O sea, algo que sería para garantizar los depósitos de clientes en caso de quiebra de una entidad se ha utilizado para dar ayudas públicas a las cajas que han dilapidado durante años y han realizado un trabajo pésimo. ¿Cómo se puede sentir un ciudadano cuándo se ve que el regulador y gobiernos sucesivos premian a una empresa que lo ha hecho mal cuando multitud de empresas grandes, medianas y pequeñas han desaparecido a causa de la crisis? Cuando menos tienen los clientes todo el derecho a dudar que cuando dicen que no hay riesgo por sus depósitos sea verdad.

Pero por ejemplo en el caso concreto de Bankia, en caso de una potencial quiebra, ni antes con los 12.000 ni ahora con los 2.500 millones se podría devolver ni tan siquiera el 10% de los depósitos que los clientes tienen en esta entidad.

No debemos de hacer cundir el pánico, pero si deberían de tomarse medidas paralelas a la concesión de ayudas públicas que permitiesen a los diferentes dirigentes que las realizan el aumentar la credibilidad cuando las tomen, ya que la falta de credibilidad de los políticos a la hora de tomar decisiones es lo que realmente está minando la desconfianza y credibilidad del sistema financiero español, ya de por si muy perjudicadas.

Y como una posible sugerencia para imponer respeto y ganar credibilidad, podría ser la de investigar hasta las últimas consecuencias la gestión al frente de las cajas de ahorros de sus directivos durante años y que respondiesen con su patrimonio personal de la mala gestión realizada, como el administrador de cualquier pyme que quiebre. Eso sí que daría la tranquilidad a los ahorradores de que sus depósitos están seguros.

Jose Luis del Campo Villares | Comparador de bancos iAhorro.com