Los sardineros vivieron anoche el pistoletazo de salida de las fiestas del Entierro. Una noche cargada de novedades, pues la tradicional cena de gala que anualmente celebran para hacer entrega de sus premios acogió, por primera vez, la lectura de la Pitocrónica, que en esta ocasión corrió a cargo del periodista Goyo González. El hotel Nelva reunió anoche a la familia sardinera y a invitados de excepción. Así, la gala estuvo presentada por el que fuera Gran Pez 2013, el exjugador de baloncesto Fernando Romay y la periodista Irma Soriano, que sustituyó a Doña Sardina 2004, Patricia Betancour, quien no pudo viajar a Murcia por encontrarse enferma.

Una gala divertida, en la que estuvieron también presentes el Gran Pez y Doña Sardina de este año, el presidente de la CROEM, José María Albarracín, y la actriz Miriam Giovanelli, respectivamente, y en la que la Agrupación Sardinera hizo entrega de sus premios. Este año los galardonados fueron: la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer con la Carroza de la Sardina, que fue recogido por Agustín Navarrete, presidente regional de la asociación; Rafael Albarracín (a título póstumo) con la Raspa de la Sardina -premio de la familia Tortosa-, que fue recogido por su hermano, José Antonio Albarracín; y Juan Antonio Fernández Labaña, autor del cartel del Entierro de este año.

Tras la entrega de premios fue el turno de Goyo González y su pitocrónica. «Este pobre madrileño que viene de una ciudad de todos y de ninguno, un rompeolas sin mar que sueña con huertas y playas, con tradiciones y fechas en rojo, con murcianas y con murcianos», confesaba a los presentes González. Un pregón sardinero no puede no hablar del pito y, el pitocrónico de este año no defraudó: «El pito, amigos, el pito nos une esta noche de cuasi primavera con la fuerza del loctite. Sí, la cuasi primavera, la que esperamos y la que espera a que lleguen nuestros pitos henchidos de savia nueva». Así, entre las risas de los presentes, Goyo González se animó a enumerar las clases de pitos, «grandes, flacos, gordos, finos, largos, cortos, pequeñitos, pitos que paren las guerras, pitos breves o infinitos que nos quiten la miseria y nos dejen dinerito, esos que soplan los dioses cuando tienen un buen día, los que silba el sardinero, los que saben a ambrosía, dulces silbatos, sirenas todos los días, faros que brillan a oscuras, faros de Alejandría». En su discurso la actualidad vino de la mano de las posibles elecciones o de los semáforos con falda. Pero, en definitiva, lo que el pitocrónico gritó a los cuatro vientos fue «en Murcia hay que vivir, morir y hasta enterrarse».

Los sardineros e invitados -entre los que se encontraban el delegado de Gobierno, Antonio Sánchez Solís; el alcalde de Murcia, José Ballesta; así como numerosos políticos locales y autonómicos, autoridades militares y representantes de otros colectivos festeros, entre otros- disfrutaron de una divertida y festiva noche, calentando motores para las próximas Fiestas de Primavera.