Muchos fueron los participantes en el desfile del Entierro de la Sardina que llamaron la atención de los miles de asistentes, pero sin duda, el grupo de ocas que recorrió anoche por las principales calles de la ciudad fue una de las atracciones más llamativas. Los animales, perfectamente adiestrados, demostraron que eran capaces de seguir a rajatabla la voz de su amo, que con un simple toque de silbato conseguía dirigir la manada donde quería, ante el asombro del público.