El salón de Plenos del Ayuntamiento lucía invadido por la familia de sardineros, que esperaban expectantes, pañuelo blanco al cuello, la presentación oficial de los dos embajadores del Entierro de la Sardina. Los móviles echaron humo cuando por la puerta irrumpieron la flamante Doña Sardina y el ilustre Gran Pez de este año: había que inmortalizar la llegada de Pastora Soler y de Kike Boned.

Era el inicio de la segunda parte de las murcianas Fiestas de Primera, el estallido que prosigue a la despedida del Bando de la Huerta, como comentó el alcalde, Miguel Ángel Cámara: «Cerramos por la noche el Bando con ese agua tan necesaria para Murcia y damos la bienvenida a una fiesta sin igual, que durará hasta el sábado con el desfile del Entierro».

Habló Cámara como anfitrión del acto y en los silencios se escuchaban los gritos de la protesta que simultáneamente acaeció en la Glorieta, protagonizada por el sindicato de los trabajadores de Ayuda a Domicilio, Sitras, que reclamaban el pago de nóminas atrasada. Entretanto, el alcalde se refirió al Entierro como «uno de los desfiles más singulares de todo el mundo», porque mezcla «la diversión y la música con la solidaridad y la generosidad de los murcianos, cuyo carácter acogedor queda reflejado en estos días».

«Felicito a la Agrupación Sardinera por su gran trabajo y por su excelente elección para los representantes de sus fiestas», aseveró el regidor, agregando que «Pastora Soler es una grande de España y que procede de la huerta de Murcia», refiriéndose a las raíces murcianas de la cantante. También alabó al legendario capitán de ElPozo: «Kike Boned es un deportista excepcional, un referente para las generaciones venideras».

Dichos los piropos, fue el turno de los protagonistas. Una radiante y siempre sonriente Pastora Soler se dirigió al atril y no pudo disimular su felicidad: «Me siento muy unida a esta tierra desde niña. Murcia fue el primer viaje que hice», aseguró la artista, que tiene raíces familiares de la pedanía de Llano de Brujas. «Aunque lo he escuchado en casa de pequeña, nunca he tenido la suerte de poder vivir el Entierro», admitió Pastora.

Claro que gran parte de su felicidad se debía al embarazo de su primera hija, en cuarto mes de gestación -según fuentes sardineras- y ya difícil de ocultar. «En este momento de mi vida tan especial, quiero disfrutar de vuestras fiestas. Conservo el amor y el cariño de mi familia y de mis amigos murcianos. Porque me siento murciana de adopción y de corazón», exclamó Doña Sardina.

Kike Boned, que también presumió de padre orgulloso «de familia numerosa», detallaba que ser Gran Pez «es un orgullo, pero también una responsabilidad». Pese a que lleva 14 años en Murcia, «nunca he vivido desde dentro el Entierro y ahora me doy cuenta de lo que significa ser sardinero», confesó el valenciano. «Quiero disfrutar y hacer disfrutar», zanjó.

Otro hombre feliz en la sala era Gregorio González, el presidente de la Agrupación Sardinera, quien mostró su satisfacción por la «buena acogida» del Espacio Sardinero del Patio de Armas del Cuartel de Artillería. Lo afirmó minutos antes de la intervención de Cámara, cuando presentó a Doña Sardina y al Gran Pez 2015. Precisamente fue él quien desveló -si es que había alguna duda- «el estado de buena esperanza de Pastora». También estuvo presente el alcalde de Jumilla, Enrique Jiménez, cuya localidad acogió la Sardina, que hoy llega a la capital del Segura.

Y como colofón, y tradición, sonó el emocionante himno sardinero, ese que hace saltar las lágrimas de muchos cuando, el sábado ya entrada la madrugada, arde junto al puente el catafalco de la Sardina. Maravilloso cortejo sardinero, reza ese himno. Y agitando sus pañuelos blancos, pañuelos con el emblema de la Agrupación Sardinera: un dibujo de este pescado entre llamas. El Entierro 2015 ya está en marcha. A disfrutarlo.