El Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (CEST) estima que el riesgo de que el conductor de una motocicleta sufra un accidente fatal es veinte veces mayor que quien conduce un coche a igualdad de trayecto. Nadie puede negar que la moto es la especie más débil de la carretera, así que todo avance en seguridad y protección siempre es bienvenido.

Siempre a expensas de la lenta evolución de las infraestructuras, los fabricantes de cascos y ropa han hecho rápidos progresos con materiales cada vez más resistentes y la introducción en chaquetas y chalecos de airbags integrados. Pero son las marcas las que han hecho avances más firmes y rápidos al adoptar y adaptar sistemas cuya efectividad se han probado antes sobre cuatro ruedas.

Sistema Antibloque de Frenos (ABS)

El ABS evita que, al frenar, se bloquee cualquiera de las ruedas. La unidad de control vigila mediante una serie de sensores cualquier amenaza de bloqueo y, en caso de producirse, regula la presión de frenada para que la distancia de parada sea mínima manteniendo la estabilidad y la maniobrabilidad. Su evolución ha sido constante y ahora se aprovecha en usos tan distintos como la conducción deportiva en asfalto (incluyendo en inclinación) y off-road. (Foto 3).

Control de tracción

Hay un antes y un después en el mundo de la moto desde la llegada de este sistema. Con más de una década 'en cartel', su función es evitar que la rueda trasera patine al acelerar sirviéndose de un batallón de sensores. Una mayor velocidad de ese tren posterior es claro indicador de una pérdida de tracción y el sistema actúa reduciendo la entrega de par. El TCS resulta especialmente útil en motos de gran cilindrada o cuando se transita en condiciones de agarre deficiente. (Foto 4).

Control de estabilidad

Como si de una red neuronal se tratara, el conjunto de sensores y cables que lleva en sus entrañas hoy una moto de media y gran cilindrada ha acabado dando pie a una serie de sistemas que se conectan entre sí para incrementar la seguridad. Así, el Control de Estabilidad engloba en algunos modelos funciones como el ABS, el TCS, el anti-wheelie (o anti 'caballito'), el control de elevación de la rueda trasera y, desde hace poco, el asistente de arranque en pendiente. Las nuevas unidades de medición inercial han multiplicado el alcance, la efectividad y las aplicaciones de este sistema. (Foto 5).

Embrague antirrebote

Desarrollado al calor de la competición, su efectividad se demuestra en condiciones de reducciones de marcha al límite y que suelen provocar que la rueda trasera se bloquee alargando las distancias de frenado y poniendo en riesgo la estabilidad. El embrague antirrebote permite un suave deslizamiento de los discos que lo componen evitando este incómodo problema. (Foto 2).

Sistemas de iluminación activos

Algunas marcas han implementado en modelos de perfil viajero unas luces 'cuneteras' que se activan al inclinarse para iluminar el interior de las curvas. Igual que en los coches, el siguiente paso es crear sistemas adaptativos capaces de activar y desactivar la luz de largo alcance de manera automática. (Foto 1).