En Olispania Aceitunas se esfuerzan desde el año 2012 por ofrecer un producto de la máxima calidad. Sus propietarios llevan apenas tres años funcionando como empresa, pero más de quince formándose y trabajando en el mismo sector. De hecho, esta empresa de Jumilla consiste en el fruto de más de 30 años dedicados al sector de la oliva y el encurtido. Precisamente por eso, por la experiencia, saben de lo que hablan cuando dicen que uno de sus objetivos para el nuevo año es «crecer moderadamente y ofrecer siempre a nuestros clientes la mayor calidad».

«Nuestra política desde el día que se creó Olispania no ha sido otra que fabricar un producto con máxima calidad», aseguran desde la Dirección. Y reconocen que el volumen de crecimiento y exportación de sus aceitunas y encurtidos desde que iniciaran el negocio allá por 2012 les ha sorprendido: «en estos tres años hemos crecido más de lo que imaginábamos».

Tanta es la importancia que brindan a la calidad de lo que producen, que en la empresa decidieron crear un departamento expresamente para ello y en el que trabajan varias personas. Y es que la cuidada selección de la aceituna y el saber hacer en el arte del aderezo, dan como resultado los productos de Olispania. En la empresa hacen catas de manera regular para comprobar la constancia de su calidad, y en ese departamento de I+D desarrollan además nuevas recetas, al tiempo que proponen la aplicación de innovaciones para hacer su producto más competitivo. El objetivo es claro: saber adaptarse a los paladares más exquisitos y poder ofrecer al cliente un producto diferente.

Exigentes controles

Además, otro de los avances en que vienen trabajando últimamente es «la implantación de la normativa BRC e IFS, reglas de calidad que tienen unos controles y unos parámetros muy exigentes.» Olispania, que cada vez vende más producción en la Región, no solo opera aquí y ya vende parte de sus aceitunas y encurtidos en Francia, Alemania, México y Japón. El 40% de su facturación, de hecho, depende del mercado internacional.