Una vez finalizada la comida dentro de un ambiente familiar y festivo, los romeros irán subiendo poco a poco hasta el santuario para estar presentes también en los populares bailes de pujas que, ante la ausencia del maestro, Juan Pérez Jiménez, el encargado de hacerlo, por primera vez, será Jesús Abellaneda Moya, en el que los mayordomos han confiado este año tan difícil misión.

Sobre las 20 horas, como todos los años, comenzará uno de los actos más esperados del programa. Se trata de la subasta de la gran tortada que año tras año se elabora en la famosa y distinguida pastelería Zenón. Previamente al acto se realizan otras pequeñas subastas que igualmente son seguidas con interés por parte de los vecinos y visitantes. A partir de ese momento es cuando las peñas que tienen la intención de pujar por la gran tortada de 8 pisos buscan los espacios más estratégicos del escenario festivo para que el oponente no sepa quién es el que pretende arrebatarle el dulce pastel. El maestro de ceremonias intentará obtener la mayor cantidad posible de dinero que los mayordomos destinarán a los gastos tanto de la fiesta en sí como de la parroquia. Mientras todo ello se sucede, los mayordomos repartirán chocolate caliente y bizcochos a diestro y siniestro entre las personas que han podido aguantar hasta ese momento de la noche, pese al frío que se suele registrar a esas horas. De esta forma se pondrá el punto y final a una jornada de fiesta que comenzó al despuntar el día y finaliza con la puesta del sol y en el silencio de la noche con un largo fin de semana por delante para descansar. Todas estas actividades se llevan a cabo bajo la gran carpa instalada por la empresa Telemag con la colaboración del Ayuntamiento.

Zenón Pascual Teruel fue el pastelero al que los mayordomos de La Hoya encargaron por primera vez una tortada para subastarla el día 2 de febrero, con motivo de la romería con la Virgen de la Salud. La fiesta se hacía entonces en la primitiva ermita, propiedad de José María García Periago, situada al pie mismo de la sierra de Tercia. Fue en la década de los años 80 cuando se hizo por primera vez y desde entonces hasta hoy, la firma Zenón no ha faltado nunca a la cita.

Cuatro décadas endulzando una jornada histórica

El encargado de elaborarla actualmente es Julio, hijo de Zenón, que le sigue poniendo el mismo cariño y empeño que en otros tiempos le ponía su padre, quien todavía supervisa cada año la elaboración del pastel que durante décadas ha venido haciendo, colaborando de esta forma con la centenaria fiesta.

Se trata de una tortada lorquina en la que predominan las figuras de merengue horneado hasta alcanzar las 8 alturas, aunque la cosa empezó con 5 ó 6 solamente, según cuenta Julio Zenón. En la última altura aparece la imagen de la Virgen de la Salud hecha también a base de merengue. Las alturas del dulce pastel se sostienen sobre andas de madera donde las hábiles manos del pastelero tienen que hacer equilibrios para que se sostengan una sobre otra para evitar que la obra maestra se derrumbe.