La clave del éxito en los estudios está en la planificación y la estrategia. En esto coinciden todos los expertos consultados. Y esto sirve tanto para alumnos de Bachillerato como para universitarios e incluso opositores. Y es que existen técnicas y trucos que ayudan a superar las pruebas.

Lo primero es elegir bien dónde estudiar. Tanto las profesoras de Educación de la Universidad de Alicante (UA) Carolina Gonzálvez y María Vicent como la pedagoga y coach de estudios Rosa Martín recomiendan una habitación bien ventilada, con luz natural y artificial y con todo lo necesario para estudiar encima de la mesa, ni más ni menos, para evitar distracciones. El móvil fuera de la vista. Y mejor en casa que en la biblioteca por regla general.

También aconsejan aprender ejercicios de relajación a través de la respiración diafragmática que son de gran ayuda tanto en momentos de agobio por el temario acumulado como si en el examen la mente se queda en blanco. Tener una rutina de horarios y descansar y estirarse cada dos horas, que es el tiempo máximo de concentración, también ayuda.

Llegado el momento de sentarse a estudiar lo mejor es planificar por asignatura la cantidad de materia que toca cada día e ir viendo si se cumple o no al tiempo que se realizan autoevaluaciones, indica el catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Alicante (UA) Juan Luis Castejón. Al igual que Martín opina que la técnica que mejor funciona es realizar primero una lectura rápida del tema para hacerse una idea general del contenido. En una segunda lectura es cuando se deben extraer las ideas principales, subrayar y anotar junto a cada párrafo su esencia, coinciden ambos expertos. La coach precisa que las anotaciones no deben superar las dos palabras.

"Al terminar el tema volvemos a leer esas palabras para centrar la atención y quitar la paja", indica Martín. De esta forma "tenemos ya un esquema con nuestras palabras y eso es lo que debemos memorizar porque así será mucho más fácil desarrollar después la materia con coherencia y sin saltarnos nada importante", añade. Para Castejón es útil leer dos definiciones distintas del mismo concepto y crear otra con tus propias palabras para asimilarlo mejor.

Martín ve fundamental "conocer cuál es nuestro mejor canal de aprendizaje porque todos tenemos uno". ¿Cómo saberlo? "Piensa en cómo recuerdas las cosas de tu vida, si las ves, si te acuerdas de las palabras o de lo que estabas haciendo en ese momento". Así, hay tres canales: visual, auditivo o kinéstesico. A los "visuales" les viene muy bien hacer mapas conceptuales o introducir dibujos en los esquemas; a los "auditivos" leer el tema en voz alta e incluso grabarlo y escucharlo. A ambos les pueden ayudar los vídeos explicativos que circulan por internet. El kinestésico funciona mejor si asocia lo que aprende a sensaciones o movimientos. Los diagramas comparativos o de barras sirven para todos.

Un consejo importante para quienes son muy sensibles a los estímulos exteriores es estudiar con música, eso sí no muy alta y si es clásica o chill out mejor se asimilarán los conceptos.

Y por último, pero no menos importante, el repaso. "Hay que trazar un plan para no olvidar lo aprendido al cabo de una semana", señala la coach. Lo ideal, dice, es dejar un día a la semana para repasar los temas. Durante la primera semana se puede dedicar una hora por tema ya que no habrá muchos acumulados; la segunda habría que bajar a media hora por tema y la tercera a diez o quince minutos. "Así lo tendrá fresco a la hora del examen", concluye la pedagoga.